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Nada fortuita pero sí muy feliz ha sido la coincidencia de que el Premio “Colombia Líder” a los mejores gobernantes regionales y locales haya recaído en las personas del gobernador de Antioquia, Aníbal Gaviria Correa, y del alcalde de Medellín, Sergio Fajardo Valderrama. Y lo que más nos complace y enorgullece es que se lo han ganado por haber sabido comprender que el ejercicio del gobierno consiste esencialmente en entregarse, en forma denodada y sin pausa, al servicio de sus conciudadanos y a la búsqueda de soluciones a los problemas de los más necesitados, usando para ello los recursos públicos con absoluta honestidad, transparencia y eficiencia. Esas mismas características de buen gobernante le fueron reconocidas – para completar la “moñona” de que habla tan apropiadamente el colega El Colombiano – al alcalde de Girardota, Luis Fernando Ortiz Sánchez, exaltado como el mejor en la categoría de municipios entre 20.000 y 50.000 habitantes.
Otro factor que hace mucho más meritorio el triunfo de nuestros coterráneos es que se trata de la calificación en el examen final, es decir, a la hora del gran balance, a sólo mes y medio de concluir sus mandatos, y cuando se supone – según el viejo prejuicio – que deberían estar “con el sol a las espaldas” y sometidos a toda clase de críticas. En su caso no ha sido así, entre otras razones porque supieron, desde un principio, marcar distancia con los oportunistas que ante un nuevo gobierno siempre buscan halagarlo con la expectativa de participar en la torta burocrática o presupuestal.
Las materias en que fueron evaluados por la organización privada sin ánimo de lucro, Colombia Líder –fundada por entidades e instituciones de gran prestigio: el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo PNUD, la Fundación Fescol, Publicaciones Semana S.A., la Asobancaria, la Fundación Antonio Restrepo Barco, Fedesarrollo, RCN Radio y Televisión – fueron: Liderazgo y estilo de gobierno, reducción de la pobreza y de las desigualdades, política social, seguridad y convivencia, infraestructura física, promoción del desarrollo económico, el medio ambiente y la gestión fiscal. En la ceremonia de entrega de los premios, cumplida en la noche del jueves en el Salón Rojo del Hotel Tequendama, en Bogotá, se explicó que la selección había sido hecha después de un riguroso estudio de la documentación enviada por los 188 alcaldes y los 19 gobernadores que se postularon, y estuvo a cargo de un jurado altamente calificado, integrado por el ex ministro de Minas y Energía, Carlos Caballero Argáez; el ex director de Planeación Nacional, Juan Carlos Echeverry; la ex directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Beatriz Londoño y los analistas políticos Pedro Medellín y Claudia López. Huelga decir que la labor de Colombia líder en aras de promover y estimular el buen gobierno en las regiones y localidades es encomiable y merece el mayor respaldo del Gobierno nacional y del sector privado.
Para otorgar el Premio COLOMBIA LÍDER al doctor Aníbal Gaviria como Mejor Gobernador del país, en la materia específica de gestión fiscal, liderazgo y estilo de gobierno, el jurado tuvo en cuenta que Antioquia es el único departamento con el 100% de sus procesos certificados en calidad por el Icontec, en las normas ISO 9001 y NTCGP 1000; que tiene la más alta calificación de riesgo crediticio, AA+, otorgada por Duff & Phelps; que según Planeación Nacional, ocupa el segundo lugar entre las 32 secciones en desempeño fiscal y ostenta la más alta calificación en probidad y transparencia (4,32 sobre 5), según la encuesta de Confecámaras-USAID. En liderazgo se resaltan: la Alianza de Antioquia por la Equidad, un “ejercicio de responsabilidad social territorial”, como lo llama Aníbal Gaviria, en cuyo Consejo Rector están líderes, representantes y directores de las fuerzas empresariales, académicas y sociales más importantes del departamento, y el programa Sociedad Participante, mediante la cual se han firmado 18 mil acuerdos entre la Gobernación y los Municipios, para invertir cerca de $600 mil millones en presupuesto participativo.
En cuanto se refiere a reducción de la pobreza y de las desigualdades, la política social, la seguridad y la convivencia, la gestión de Gaviria Correa no sólo consolidó lo alcanzado por su hermano Guillermo y por Eugenio Prieto, sino que, en el marco de su programa “Una Antioquia Nueva, un hogar para la vida”, se impuso y coronó metas difícilmente superables. En salud, la cobertura universal avanzó con 1.600.000 nuevos afiliados al régimen subsidiado; en agua potable y servicios públicos, entre 2004 y 2007 Antioquia pasó de 24 a 96 cabeceras municipales con agua potable, y se creó el Fondo Departamental del Agua, con el fin de mejorar, optimizar o construir acueductos o alcantarillados en los municipios, y el balance son 258 proyectos aprobados con inversiones superiores a los 70.000 millones de pesos. En Seguridad Alimentaria, la mortalidad infantil por desnutrición se redujo en un 90% entre 2001 y 2007, gracias al Programa de Mejoramiento Alimentario y Nutricional MANA, líder en Colombia y reconocido internacionalmente por la FAO, la OPS y la OMS. En Vivienda, a través de VIVA, la Empresa de Vivienda de Antioquia, se construyeron o mejoraron 109.098 viviendas, una cifra 230 veces mayor que la de viviendas construidas o mejoradas por la Gobernación de Antioquia en los últimos 12 años.
En fin, se nos quedan sin mencionar muchas otras realizaciones del gobierno del doctor Gaviria Correa que, como las que le otorgaron una exaltación tan merecida al doctor Sergio Fajardo como el “Mejor de los mejores Alcaldes” y que le han permitido pregonar con orgullo que bajo su administración “Medellín pasó del miedo a la esperanza”, deberán ser objeto de nuestro comentario de balance y despedida en diciembre próximo. Por lo pronto, para ellos nuestras más cálidas felicitaciones, lo mismo que para el emprendedor alcalde de Girardota, Luis Fernando Ortiz, una grata sorpresa en la dura pero reconfortante brega de los buenos gobernantes y en la emulación de aquellos dos “pesos pesados” y claros prospectos “presidenciables”, según el comentario general que se escuchó en el amplio salón del Tequendama.