Toda agresión en las universidades debe ser rechazada

Autor: Carlos Arturo Soto Lombana
25 febrero de 2020 - 12:04 AM

La autonomía tiene que ver con la autodeterminación intelectual y académica de las universidades.

Medellín

La legislación colombiana contempla la Autonomía Universitaria al decir que las Instituciones de Educación Superior serán autónomas para expedir sus estatutos, nombrar sus directivas, crear sus programas académicos, avanzar en sus procesos de investigación, definir la vinculación de sus profesores y establecer los procesos de admisión de los estudiantes, entre otros aspectos. Sobre estos temas las universidades pueden tomar decisiones siempre y cuando no estén por fuera de lo que defina la Constitución Política y las leyes que se deriven en el marco legal normativo del Sistema de Educación Superior de Colombia.

Sin embargo, el concepto de Autonomía Universitaria es mucho más antiguo que la Constitución Política de Colombia (formulada en el año de 1991) y la Ley 30 de 1992 e incluso va más atrás en el tiempo del movimiento autonomista de Córdoba (Argentina) de comienzos del siglo XX. Se puede decir que el concepto de autonomía universitaria nace con la propia fundación de la Universidad en el mundo hace ya casi diez siglos. En palabras de Pavon y Ramirez “La autonomía ha resuelto, desde hace siglos, la tensión constante que se crea entre la universidad, defensora de la libertad de cátedra, como una condición necesaria para la generación de conocimiento, y los diferentes poderes políticos, interesados en el control de los saberes.” (Pavón y Ramírez (2010) La autonomía universitaria, una historia de siglos. Rev. iberoam. educ. super vol.1 no.1 México).

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Quienes definieron el concepto de Autonomía Universitaria en Colombia lo sujetaron a la ley y en esta perspectiva sentaron las bases para que el Estado a través de los gobiernos expidieran leyes, decretos y resoluciones que paulatinamente han limitado o restringido el ámbito de las competencias de las Instituciones de Educación Superior. Un ejemplo de esta intervención se sucedió con la Ley de 1753 de 2015 (Plan de Desarrollo del gobierno del presidente Santos) que convirtió en obligatorio, lo que era voluntario, la acreditación de alta calidad de los programas de educación y mediante la Resolución 18583 de 2017 se restringió las denominaciones de los títulos, aspecto que es de la autonomía de las universidades, para el caso de los programas de licenciatura en Colombia. Dicho lo anterior, a manera de ejemplo, en el contexto de las universidades colombianas, nadie ha salido a denunciar estas violaciones que desde los gobiernos se hace a la Autonomía Universitaria.

En lo que sí aparece, de vez en cuando, en el contexto universitario colombiano, como una amenaza a la Autonomía Universitaria es el ingreso de la fuerza pública a los campus universitarios, como lo sucedido la semana pasada en la Universidad de Antioquia, a raíz del protocolo, unilateralmente impuesto por el alcalde de la ciudad de Medellín, para controlar la protesta social.

Como universitario me opongo al ingreso de la fuerza pública a las Instituciones de Educación Superior y a cualquier intromisión por la fuerza a cualquier tipo de Institución Educativa y Cultural sea de naturaleza pública o privada. La historia ha mostrado que el ingreso de la fuerza pública a las universidades, en lugar de ser algo efectivo como mecanismo de control de orden público, deja sumergida a la institución en debates y dinámicas cuyos primeros afectados son los propios integrantes de la Institución, con el consecuente mensaje que revive la sociedad de la aparente inviabilidad de la Alma Mater. Quienes se benefician de estas incursiones de la fuerza pública son la parte de la sociedad que busca menoscabar la imagen de las universidades públicas.

Además de la indignación que produce la violencia en el contexto de las instalaciones universitarias, los universitarios deberíamos preocuparnos por la pérdida del ejercicio de la Autonomía Universitaria a partir de la aplicación del marco constitucional de la Carta Política de 1991. Al mismo tiempo vale la pena resaltar como la misma Carta Política da elementos constitucionales para repensar el gobierno universitario y la toma de decisiones dentro de las universidades. En esto he invitado a que miremos con atención a la Universidad de Nariño en el desarrollo del artículo 68 que menciona que “la comunidad educativa participará en la dirección de las instituciones de educación”, lo que ha permitido que profesores y estudiantes de esta Universidad creen mecanismos de participación para elegir a sus directivas y no dejar esta decisión en el dominio de los grupos políticos o fuerzas que controlan el Consejo Directivo de esta Institución.

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PD: El ingreso de la fuerza pública disparando gases y bombas de aturdimiento ocasionan riesgos reales para la flora y la fauna de los campus, además de las consecuencias perjudiciales para la salud de los visitantes, empleados, estudiantes y profesores. Se ha demostrado que el material particulado de los gases queda en el ambiente durante muchos días y afecta a todos los seres vivos.

 

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Comentarios:

Jaime Bernardino
Jaime Bernardino
2020-02-25 17:36:06
y el columnista por qu´no hace el favor de sacar a los encapuchados y así la policía no entra a la universidad, pero se la pasan hablando de la autonomía y ni los estudiantes ni las directivas hacen nada para sacar a los encapuchados
Jaime Bernardino
Jaime Bernardino
2020-02-25 17:15:26
El problema es que mientras, dentro de la uiniversidad, cobijados por la autonomía universitaria, ciertos personajes se aprovechan de ella para delinquir, y mientra hayan delincuentes, hasta allí llega la autonomía universitaria. La autonomía universitaria comprende el conocimiento no la delincuencia
Pedro
Pedro
2020-02-25 13:29:46
Las cosas como son Sres, Las Universidades se hicieron fue para estudiar, o a caso son para los vagos, para los bandidos, terroristas y plaza de vicio?? Lo que no comprendo es por que si tambien hay gente de bien que cree en el progreso de una sociedad y pueblo, por que los buenos estudiantes, docentes, padres y dirigentes no han hecho lo suficiente para cambiar y reprogramar esta dinamica erronea de las Universidades publicas. Es tarea de todos hacer todos los esfuerzos necesarios del bien y progreso, pero no mas esta ridicules de paros, marchas y dejar que uno pocos esten llevando el control ;(
Hector
Hector
2020-02-25 10:05:55
Es importante tener en cuenta que la función medular de las instituciones de educación superior "es la creación de conocimiento y el desarrollo de la ciencia a través de la investigación, sin embargo como lo comenta Edgar allí muchos personajes van a generar el caos, a construir explosivos para atacar a sus conciudadanos, de igual forma van a apoyar discursos politiqueros incitando a la violencia y desean que los traten como monjitas?, ni más faltaba, la función de la fuerza publica es proteger la vida, honra y bienes de todos los habitantes del territorio nacional, manteniendo el orden jurídico y el monopolio de las armas.
Edgar
Edgar
2020-02-25 08:08:04
Caído del techo.
Edgar
Edgar
2020-02-25 07:08:44
No me haga llorar. Éste columnista parece caído del echo, cree que todos aquellos que pueblan las universidades son ángeles impolutos, cuando todos sabemos que allí hay profesores y alumnos extremistas fabricando y almacenando explosivos, éso sin contar las plazas de vicio, que cualquier rector ha sido incapaz de erradicar. Y los campus nos son extraterritoriales. Allí puede y debe ingresar la fuerza pública, naturalmente con unos mínimos protocolos, faltaba más,

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