Francisco de Paula Gómez Giraldo

Autor: José Hilario López
7 agosto de 2019 - 12:00 AM

Francisco Gómez: un hombre bueno y sabio, de quien tanto aprendimos, viajó al mundo de las sombras, donde si hay un espacio para los justos ya lo debe haber ocupado nuestro entrañable amigo colega.

Medellín

José Hilario López

Conocí a Francisco hace 60 años, cuando empezábamos nuestros estudios profesionales en la Facultad Nacional de Minas y desde el principio nació una fraterna amistad, que conservamos hasta su reciente muerte. Desde aquella lejana época ya nuestro compañero empezaba a mostrar su gran inteligencia y capacidad de estudio transdisciplinario: que iba desde las ciencias matemáticas  a  la filosofía política, a lo cual sumaba su interés por los idiomas. Al graduarse como ingeniero civil ya se destacaba como analista financiero, lo que le facilitó de manera temprana llegar al mundo de la dirigencia empresarial, donde, entre otras destacadas posiciones, después de pasar por la Dirección de Valorización Municipal de Medellín, ocupó la presidencia de grandes empresas, entre las cuales: Siderúrgica del Muña, Erecos, Siderúrgica de Medellín-Simesa y La Bolsa de Medellín. Un vertiginoso ascenso y reconocimiento profesional logrado antes de cumplir cuarenta años, que lo pudo llevar a ser alcalde de Medellín, ofrecimiento que rechazó, cuando decidió alejarse de lo público para refugiarse en el hermoso hogar que creó con su esposa  Ester Elvira y sus cuatro hijas,  a lo que sumó la compañía de sus pocos amigos, sus libros y la buena música.

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De la capacidad de aprendizaje del ilustre colega quiero sólo destacar la estructuración de modelos para avalúos empresariales, disciplina de la cual fue pionero en nuestro medio académico. Durante muchos años, hasta el final de su vida, fue  asesor y consejero más confiable de importantes empresas industriales y comerciales, y además atendía generosamente a sus amigos que acudíamos en busca de orientación y guía profesional.

Quiero por último referirme a uno de los más importantes proyectos gestados bajo la dirección de Francisco Gómez, quien con su irremediable modestia apenas se atrevió a compartir con algunos de sus íntimos, pero siempre supo que algún día se divulgaría.  Se trata, nada más ni nada menos, que del descubrimiento de los carbones de La Loma, el gran yacimiento minero situado en el departamento de El Cesar, después de El Cerrejón la segunda mina de carbón más grande de Colombia, con exportaciones anuales hasta de 30 millones de toneladas.

Y esta es la historia de los  carbones de La Loma. Corría el año de 1978 y Francisco, recién nombrado presidente de Simesa, me llamó a su oficina y, de manera confidencial, me contó que su antecesor le había concedido una opción de compra de unas solicitudes de concesión para hierro y otros minerales concesibles, que Simesa estaba tramitando ante el Ministerio de Minas, a  Atlantic Richfield Co (Arco), una de las grandes multinacional petroleras norteamericanas.  Como yo había trabajado varios años como geólogo en la industria petrolera internacional y específicamente en la exploración para petróleo en el departamento de El Cesar, Francisco supuso que yo podría tener alguna idea sobre lo que pretendía Arco con Simesa.  Le dije cuatro cosas: 1. Las exploraciones para petróleo en El Cesar habían sido infructuosas. 2. El mineral de hierro que pretendía Simesa era apenas una delgada costra superficial de hidróxidos de hierro, sin ningún valor comercial. 3. Que lo que si existía en La Loma era un depósito de carbón, detectado con las perforaciones hechas en búsqueda de petróleo, y que muy seguramente ese era el objetivo de Arco y 4. Que para esa época las multinacionales petroleras estaban interesadas en el carbón, caso Exxon con El Cerrejón.

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Ante mi informe Francisco me pidió que cuanto antes fuera a La Loma a averiguar en que andaba Arco. Cuando llegué a la zona ya Arco había suspendido las exploraciones, pero encontré vestigios y testimonios de varias perforaciones ejecutadas con taladro pesado por Arco y ripios del material rocoso extraído del subsuelo, en los cuales no se observaba ningún vestigio de carbón, lo que muy probablemente sería la causa de que Arco hubiese desistido de su proyecto. Por otro lado, de la inspección de campo y apoyado en el conocimiento geológico que tenía de la zona, pude concluir que si Arco buscaba carbón, las perforaciones que  había ejecutado fueron mal localizadas. Todo esto lo consigné en un informe.

Aunque Francisco confió en mi informe, me advirtió sobre la dificultad de convencer a su junta directiva,  centrada en un negocio que sólo requería de chatarra como la materia prima para producir acero, en interesarse en el sector minero. No obstante, me dijo, tenía la esperanza de que Fabio Echeverri Correa, en esos momentos Presidente de la Junta de Simesa, amén de su mentor y amigo, entendiera la importancia del informe y de las oportunidades relacionadas. A esto hay que agregar que Echeverri, en ese momento uno de los de los más prestigiosos dirigentes de la industria antioqueña, consideraba a Francisco  uno de los mejores evaluadores de proyectos de inversión. Fue así como Simesa asignó un presupuesto de diez y seis millones de pesos de su época, para que demostráramos que nuestra hipótesis si tenía algún fundamento.

Con Francisco nos encargamos de seleccionar una de  las firmas norteamericanas de mayor experiencia en exploración de carbones, con la cual desarrollamos un programa de perforaciones con taladro que permitió descubrir el yacimiento de carbones de La Loma. Más tarde, Simesa  vendió los derechos de explotación de La Loma a Drummond Ltd, mediante un proceso de negociación diseñado y conducido por Francisco, todo lo cual se materializó en lo que hoy es la Mina El Descanso y origen a otros descubrimientos,  que conforman con La Loma lo que hoy se llama  Carbones del Cesar.  Para que todo esto fuera posible, era preciso que el gran ingeniero Francisco Gómez gozara de la respetabilidad y liderazgo, para motivar a que la tan conservadora, en el sentido de tradicionalista, dirigencia empresarial antioqueña se interesara en la minería del carbón.

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