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Libardo Botero Campuzano, economista, escritor, educador, asesor de sindicatos democráticos y director del diario digital Debate, es, a mi juicio, el mejor analista político de Colombia. En 2011 publicó una exhaustiva investigación, El gran fraude ¿violencia antisindical en Colombia? (Centro de pensamiento Primero Colombia; Medellín), en el cual, con el mayor rigor científico e impecable y prolijo análisis estadístico, demográfico y criminológico, demuestra las inconsistencias, duplicaciones e inexactitudes de los informes de la CUT y de la Escuela Nacional Sindical, según los cuales hay en Colombia una persecución sindical que, en un cuarto de siglo (1985-2010), ha causado la mitad de los asesinatos de líderes sindicales en el mundo. El director de la ENS ha afirmado que entre 1986 y 2010 fueron asesinados 2.842 líderes y que “cada tres días ha sido asesinado uno en los últimos 23 años”.
Después de un depurado análisis, teniendo en cuenta la disparidad de las cifras globales y las diferencias sustantivas en la comprobación interna de los listados, “solo pudimos documentar con cierta precisión 837 nombres de sindicalistas asesinados en dos décadas” (p. 169). Desde luego, un promedio de 42 asesinatos anuales no es excusable, pero no supera, en verdad, la cifra de esa violencia en otros países, empezando por los Estados Unidos.
En Colombia, en 2008, la tasa general de homicidio era de 33 por cada 100.000 habitantes, la de policías era de 86 por 100.000, y la de sindicalistas era de 4 por 100.000, lo que en realidad indica que el riesgo de la gente corriente era ocho veces mayor que el que corría un líder sindical, mientras que el riesgo de un policía era 21 veces mayor.
La víctima de un asesinato puede pertenecer a un sindicato, pero su muerte puede obedecer a causas diferentes a esa actividad, como atraco callejero, disputa familiar, lío de faldas, etc.
Apuntar la muerte de todo afiliado como violencia antisindical es simplemente fraudulento. Pero no solo se han contabilizado falsamente muchos casos, sino que algunos sindicatos se alejaron de su necesaria función social para vincularse activamente en la lucha guerrillera, donde ya sus afiliados no pueden sumarse como sindicalistas perseguidos…
Especialmente aterrador es el caso de Sintrainagro, en Urabá. De 18.000 afiliados, 798 murieron, buena parte de ellos asesinados por las Farc cuando ese grupo decidió eliminar al Epl para asegurarse el control territorial de la zona, convertida en campo de batalla entre esa primera guerrilla y los paracos, que habían surgido como reacción.
Este breve comentario no permite detallar la solidez conceptual y argumental del estudio reseñado, que contrasta con tantos informes sesgados y motivados sectariamente.
Este “gran fraude” forma parte del fraude monumental que se ha desarrollado sobre la violencia en Colombia, pintada una y mil veces como un Estado indeciblemente violento, retardatario, represivo, atrasado, y dominado por una sangrienta oligarquía que ha impedido todo progreso económico y social.
Esta, como toda leyenda negra, arranca con la decuplicación de cifras de muerte y de violencia. Los 30.000 o 40.000 de la Violencia absurda del 48 al 53 van en 300.000, ni uno menos. Los 150 o 200 muertos de la UP ya van por 3.000; los desplazados por la violencia guerrillera y paramilitar se multiplican hasta incluir los millones que corresponden a migraciones internas de un país que se urbaniza y moderniza, hasta alcanzar los 6´000.000 en una “guerra de cincuenta años”, porque esa cifra es mágica cuando iguala la del holocausto; y así sucesivamente…
En cambio, nada se dice a las nuevas generaciones sobre un país que hacia 1900 era más pobre que la India y el África, y que en cien años alcanzó el puesto 26 en la economía mundial, porque como ha escrito J.P. Chesnais, “(…) en el siglo xx, las tres economías que tuvieron mayor crecimiento fueron las de Japón, Venezuela y Colombia”. Lástima la demolición de Venezuela y que a Colombia la espere igual destino.
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Los 90 millones de euros de la UE para Colombia son una chichigua frente a lo de la cocaína. Según algunas fuentes parece que ya pueden salir 1000 toneladas. Si el margen fuera apenas de US $ 10 por gramo, serían US $ 10.000 millones para los que sabemos, pero algunos hablan de un margen de hasta US $ 50 por gramo…
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Qué envidia del Brasil y de Surcorea, donde gobiernos corruptos caen, mientras en Colombia lo de Reficar (comparable a Petrobras) no inquieta…, y de Italia, donde renuncian los que pierden consultas populares.
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Aunque la encerrona vaticana afortunadamente fracasó, el Papa, sin embargo, no pudo ocultar su preferencia por el eje Timo-Santos.