Las personas se aglomeran en torno a las librerías buscando un título, un autor: libros nuevos, libros recubiertos por empaques plásticos, libros que nunca han sido devorados por ojos ávidos de historias; libros usados, libros que esconden dedicatorias en sus páginas, libros que han causado llanto y risas. En la 11a. Fiesta del Libro y la Cultura hay obras literarias para todos.
Las personas van por las ofertas, por la variedad, pero también es un sitio de encuentro, una fiesta en el más amplio sentido de la palabra. Los negocios de comida se abarrotan de clientes, los sitios de comics, los stands, las carpas con actividades para niños y adolescentes; no hay espacio que quede vacío.

Desde el pasado domingo 11 de septiembre el Jardín Botánico se convirtió en la casa de miles de libros que ha recibido la visita de chicos y grandes en búsqueda de las letras de sus autores favoritos, las que fueron halladas en libros nuevos, viejos o en las diferentes conferencias que allí se han dictado. 

Entre novelas, cuentos, literatura para el alma, textos académicos, libros de gastronomía y recomendaciones, y otros temas más, se ha desarrollado la Fiesta dedicada al arte de la palabra escrita de Medellín.

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Esta Fiesta se ha convertido durante sus 11 ediciones, más allá de un espacio de encuentro para muchas personas, en el fomento y la promoción a la lectura desde diferentes maneras y actividades en la ciudad, que permiten a los visitantes reconocerse en los libros y en la cultura. 

34 carpas que han adornado los caminos del Jardín de Lectura Viva, y han permitido con sus actividades que jóvenes, adultos, niños y niñas, bebés y familias enteras, aprendan  y descubran en la lectura lo que les gusta y lo que no, lo que aman y lo que no; además que las palabras están cargadas de sentimientos y que pesan tanto como quieran. 

La Fiesta del Libro también permite que en cada uno de los cuatro Salones del Libro los visitantes busquen sus preferencias, sin importar su edad. Por ejemplo, en el Salón del Libro Infantil y Juvenil, aunque todo indicaba que era para los más pequeños de la familia, grandes y chicos se pueden quedar por horas observando el maravilloso mundo de la literatura infantil. El Salón de Editoriales Independientes muestra títulos de libros más allá de lo comercial y muy conocidos, es otro espacio para explorar.

Así como el Salón Iberoamericano del Libro Universitario, que permite la exploración de los gustos académicos, y en el Salón de Nuevas Lecturas se puede hacer un viaje por Las Aventuras de Tom Sawyer.

“Reclama tu pasaporte en la taquilla para iniciar el viaje”, se puede leer en uno de los letreros del Salón. Allí, una de las guías está constantemente indicando que el viaje que se podrá iniciar al mundo del pequeño travieso, obra de Mark Twain, escritor y protagonista en esta edición de la Fiesta del Libro y la Cultura, será mágico. El Salón, ambientado con diferentes escenarios frecuentados por Sawyer y sus amigos, recrea de manera especial las aventuras de este travieso, además que invita al reconocimiento con los personajes de la obra a través de actividades de interacción. 

Igualmente, otros asistentes pueden disfrutar de las charlas de la tarde, las presentaciones de nuevos libros o de una muestra artística en la Tarima Sura. 

Brasil llegó para quedarse

Durante los siete días de esta Fiesta, Brasil se trasladó al Jardín Botánico para deleitar a Medellín con su exquisita cultura, su música, su gastronomía y, por su puesto, su literatura. Una delegación de más de 90 personas, entre escritores, ilustradores, artistas, chefs y músicos, están en la ciudad de La eterna primavera para un intercambio cultural. El Patio de las Azaleas es el escenario para que se dé el despliegue del colorido de la cultura brasileña y el pasaje Carabobo Norte está siendo testigo de una librería con cerca de 8.000 títulos en español y portugués con literatura de este país. Aunque muchas personas crean que Brasil, por tener un idioma diferente al español, no se parece a Colombia, esta muestra, que tiene antojados a los asistentes a la Fiesta, dice lo contrario. 

Esta iniciativa del primer país invitado se hizo con el objetivo de acercar a los ciudadanos al universo que es Brasil. “Leyendo a los autores brasileños y con sus historias uno se acerca irremediablemente aese país, porque cuando uno está leyendo otra cultura, otro idioma, también está leyendo otra forma de pensar. Esa sería la forma de lograr que la gente de Medellín se acerque más a Brasil”, expresó uno de los organizadores.

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En ese mismo sentido, el embajador de Brasil en Colombia, Julio Bitelli, contó que lo primero es dejar el miedo. “Lo más importante es no tenerle miedo a esa diferencia, la verdad , el  portugués y el castellano son más parecidos de lo que uno pueda pensar. A quien le interesa, vale la pena aún sin una formación en el idioma, intentar leer en portugués, por su puesto no se va a entender todo en la primera vez, pero eso genera curiosidad, interés y de ahí puede venir de verdad un mejor conocimiento del idioma, pero no son tan diferentes como para impedir la comprensión. No tengan miedo al portugués.”

Asimismo, el secretario de la alcaldía de Chapecó, una ciudad de Brasil que se convirtió en ciudad hermana de Medellín debido a la tragedia y posterior reconstrucción del equipo de fútbol Chapecoense en noviembre de 2016, resaltó que no somos tan diferentes. “Somos muy parecidos en la cultura, el arte, la música, tenemos diferencias, pero la Fiesta es de identidades, es decir, las diferencias encontradas. Es importante para el encuentro de culturas y el intercambio”.
Estas y muchas otras más son las viviencias de deja la Fiesta del Libro, que hoy concluye. Anímese, todavía puede ir. No se prive de esta experiencia entre letras.

El Recomendador de Libros
Al recorrer el Jardín Botánico, nos encontramos con un personaje colorido, quien con su carreta, en la que cargaba algunos libros, nos dejó saber que él era el Recomendador de Libros y que era su primera vez en una Fiesta del Libro y la Cultura. Su trabajo consistía, principalmente, en ayudar a las personas a quitarle el miedo a la lectura, pues como él dijo: “Hemos encontrado que hay muchas personas que vienen en busca de un libro, pero no saben cuál y al ver tanta oferta, se van con las manos vacías”.

El Recomendador, basado en su experiencia como lector y al cruzar un par de palabras con las personas que se le acercaban, podía buscar entre los gustos o pasiones de ellos, podía recomerdarle alguna obra o algún autor. Además, algo interesante surgía de estos encuentros, pues las personas también jugaban a recomendarle algunos libros a él. Por ejemplo, para nuestros lectores de EL MUNDO, recomendó un libro que se titula Palabralogía, del escritor Virgilio Vega, una obra que cuenta el origen y significado de las palabras.