Precio de las medicinas - Hausmann

Autor: Alberto Maya Restrepo
15 enero de 2018 - 12:07 AM

R. Haussman: “El Gobierno ha estado más preocupado por aparentar hacer cosas que por hacerlas”.

Los precios de los medicamentos son una locura, particularmente por las diferencias entre lo que cobran en diferentes farmacias por idéntico producto. Me voy a referir al caso de dos medicinas que son formuladas en casos muy específicos. Vamos con la primera: en una farmacia conocida en Medellín la caja de ese medicamento vale $81.000 y en otra, también muy conocida, vale $51.000. Estamos hablando del mismo producto, del mismo laboratorio, de la misma cantidad y con la misma fecha de vencimiento. ¿Cómo explicar esos $30.000 de diferencia?

El otro medicamento es importado (alemán) y valía hasta hace unos meses $600.000. Gracias a la acción del ministro de Salud frente a los laboratorios buscando que redujeran sus precios, hoy  cuesta tal medicamento $425.000. Igual, la misma cantidad, la misma marca, etc. Esos $425.000 equivalen, redondeando, a 142 dólares. Pues bien, el mismo producto en una farmacia de un supermercado en Estados Unidos vale 684 dólares, también importado, empaque igual, cantidad la misma, etc. O sea, vale 4,8 veces más que aquí. En cambio, también en Estados Unidos, en una cadena muy grande de farmacias el genérico, no el de marca, también importado vale 451 dólares, es decir, 3,1 veces más que el de marca aquí.}

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Algunas de las conclusiones que se podrían sacar de estos ejemplos son: 1) en Colombia venden las medicinas al precio que cada expendedor quiera; a eso no se le nota control y 2) en Estados Unidos resulta carísimo recuperar la salud y tampoco parece haber una especie de coordinación entre Estados para regular precios. Alguien que ocupó un cargo directivo en un laboratorio colombiano de mucho nombre me decía hace un tiempo que un producto que me había formulado el médico salía del laboratorio a $2.800 y, en promedio, el público lo conseguía en las farmacias entre $30.000 y $35.000. Es decir, el laboratorio seguro que no está haciendo caridad con el precio al que vende, así que gana, y los intermediarios y farmacias se quedan con el premio gordo.

Encontrar una respuesta, al menos, a los casos concretos que he presentado aquí es muy complicado… y nadie parece querer darla. Es cierto que se toma mucho tiempo y demanda muchos recursos llegar a descubrir una molécula específica para tratar un mal concreto, pero debería existir una especie de pacto internacional que fije parámetros a esos laboratorios con respecto a lo que podrían aspirar ganarse, en un tiempo razonable, por su descubrimiento. La burocrática Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene aquí un gran campo de acción.

***

Frase de Ricardo Hausmann, director del Centro para el Desarrollo Internacional, de la Universidad de Harvard: “El Gobierno ha estado más preocupado por aparentar hacer cosas que por hacerlas”. Triste balance del mandato Santos, pero ya nos habíamos dado cuenta de que poco le importa lo diferente a repartir mermelada en puestos y contratos y todo lo distinto a pompa, a derroche, a gastar en parafernalia y en shows para exhibirse doméstica e internacionalmente.

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P.S.- Cada que hablan de los costos que tuvo o, mejor, lo que desembolsó el gobierno para la tal Cumbre de las Américas en noviembre de 2011, más aterrado queda uno. Lo último que escuché fue que el contrato con la empresa que se encargó de la parafernalia y demás detalles de esa Cumbre en Cartagena fue por $43.000 millones, pero, ¡ojo! luego le hicieron una adición al contrato por $12.000 millones y, según se está investigando, faltan soportes, facturas, en fin, claridad en las cuentas. Fueron así $55.000 millones (28,8 millones de dólares a la tasa de cambio de entonces) gastados alegremente por un gobierno que ha desconocido la austeridad y que cuando de darse pompa se trata pues… para eso echa mano del endeudamiento. Si alguna herencia deja el gobierno Santos es la descripción de todo lo que no se debe hacer para gastar los recursos escasos que, con esfuerzos, son aportados por los contribuyentes del país.

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