En un país lleno de contradicciones como el nuestro, el tiempo y los recursos que perdemos desandando los pasos ya dados, no tienen nombre y hacen que perdamos las   nociones verdaderas de conceptos como reconstrucción, desatraso y desarrollo.

Vea también: Ineficiencia y corrupción

Tuvimos ferrocarril y ya no. Tuvimos navegación por el Magdalena y ya no. Tuvimos una Flota Mercante, la Grancolombiana y ya no. Tuvimos la mayor cobertura radial con Radio Sutatenza y ya no. Habíamos erradicado el sarampión y ya volvió a aparecer. Habíamos autorizado la dosis mínima personal y ya la volvimos a penalizar. Habíamos prohibido el uso de glifosato y ya lo volvimos a autorizar. Habíamos suprimido las autenticaciones notariales y ya volvieron a exigirse. Habíamos definido una serie de áreas ambientalmente protegidas y ya las liberamos. Habíamos castigado a algunos personajes por prácticas corruptas y hoy los nombramos como funcionarios del Estado. Sabemos de antemano que hay personajes con incompatibilidades o falta de competencia para ejercer cargos públicos y de todas maneras los nombramos. Conocemos de contratistas ineficientes y los dejamos participar en nuevos contratos y licitaciones. Sabemos de funcionarios que abusan del poder y como conejos asustados nos dejamos intimidar. Sabemos de congresistas que en varios períodos no han aportado nada y los seguimos reeligiendo. Sabemos de exfuncionarios de bajo perfil y nada de realizaciones y los seguimos nombrando. Sabemos de acosos, pederastias y ultrajes y no hacemos nada. Iniciamos la construcción de obras interminables y les seguimos asignando recursos y prórrogas a los contratistas incumplidos e ineficientes. Realizamos esfuerzos contra la corrupción y no los apoyamos. Anhelamos la paz y marchamos en su contra. Criticamos la corrupción y no votamos masivamente para combatirla.   Acusamos a Panamá de ser un Paraíso Fiscal y luego nos retractamos. Hablamos de restitución de tierras y procesos de paz y matan a los actores con la complicidad y el silencio de todos. Hablamos de detener el feminicidio y crece el número de víctimas. Hablamos de defender a nuestros niños y cada tanto secuestran, violan y matan a más niños. Promovemos el todos a una contra la corrupción y crece el número de escándalos. Hablamos de la calidad de la educación y cada vez se evidencian más deficiencias. Se aprueba el Proyecto Urbanístico de Parques del Rio y luego se recorta. Se aprueba el Tranvía de la 80 y se cambia por intercambios en las glorietas. Se aprueba la reelección presidencial y luego se elimina (y en algún momento se volverá a aprobar). Se crea la Acción de Tutela como protección de los derechos fundamentales y ahora se quiere limitar su ejercicio. Teníamos tranvía y hoy lo reconstruimos. Teníamos trolebuses y hoy los extrañamos. Teníamos un gran teatro, el Teatro Junín y hoy no tenemos Centro de Espectáculos. Llegamos a ser considerados por la FAO como “Despensa de la Humanidad” y hoy importamos un poco más del 50% de los alimentos. Ayer éramos reconocidos como “la tacita de plata” y hoy hacemos esfuerzos por recuperar dicho título. Ayer se nos reconocía como la Atenas Suramericana y hoy no queda ni el recuerdo. Antes se honraba la palabra, ahora se burlan de la misma. Antes un Señor era un Señor y un Doctor era un Doctor, ahora los Señores se extinguen y un Doctor es cualquiera. Antes se hablaba de hombres de valía y hoy se habla de cuánto valen los hombres.

Le puede interesar: La Patria Boba

Ni añoranzas, ni recuerdos, ni nostalgias. Tampoco una versión actualizada de la letra del tango “Cambalache”.  Es la realidad de una sociedad que no ha sabido capitalizar sus esfuerzos y sus logros y que permanentemente está en el camino de volver a comenzar, tirando por la borda recursos, expectativas e ilusiones.

¡Así no nos rinde!