No es la suerte, son las ganas

Autor: John Cárdenas
15 diciembre de 2016 - 05:47 PM

Perfil de una de las bailarinas de la ciudad, que además ha dedicado sus horas a la formación de artistas y la creación de obra. 

Medellín

Es muy fácil decir que uno no sabe, que no se explica porqué terminó haciendo esto y no aquello y así dejamos que la vida que se va haciendo se le deje la autoría a la buena, a la mala suerte o al destino.
Paola Vargas, nunca soñó con ser lo que es. Pero desde joven supo lo que quería ser y hacer y desde ese día se ha dedicado a eso. Dice que por momentos es feliz pero que todo lo que ha hecho es porque la satisface. El camino y los resultados le inyectan toda la fuerza y las ganas para seguir estudiando, enseñando. De vez en cuando estalla de emoción.
Paola Vargas se formó como diseñadora de modas pero la danza afro contemporánea la sedujo de tal manera que después de crear mucha ropa, combinar texturas y trabajar de 6:00 a.m. a 9:00 p.m., durante dos años, decidió romper con el destino maravilloso que tenía feliz a su madre, la tenía organizada trabajando en lo que había estudiado, colaborando económicamente en el hogar  y haciéndose un nombre como diseñadora.
Ha sido lo que más ha tenido que batallar. El rechazo familiar y aprender más la técnica. Danzar todos los días, siempre, hasta lograr destacarse como negra siendo una mestiza en la danza afro contemporánea. Una exigencia de no creer pues la anatomía, la estatura, el oído, el alma afro y demás requisitos eran falencias en esta joven paisa. 
Todo estaba en su contra menos las ganas de lanzarse y saber si en realidad podía ser bailarina de danza afro contemporánea. 
Sus amigos se lo decían y a ella le quedaba el eco y su alma escuchaba, comenzó a ir a talleres en el Ballet folklórico de Antioquia con Wilson Cano, con Sabine, Jorge Barrientos, en la Fábrica Noel. Donde se dictaran iba. En Noel con el tallerista Rafael Palacio creador de la fundación Sankofa, aprendió la técnica y se convirtió en docente. 
Rafael había creado la obra Sol ninguna Bendición 2002, una semblanza entre la tradición africana y lo que vivían los afros acá en Colombia traducido a la técnica Afro contemporánea, envió la obra al Festival Don Quijote en Francia, un festival que reúne obras de las manifestaciones culturales de Hispanoamérica y calificó, Rafael incluyó a Paola en el elenco y ahí comenzó a pasar los límites de la tierra materna para luego conquistar los suelos del origen, África.
La experiencia en Francia la dejó inquieta y con mucha necesidad de seguir aprendiendo, se presentó a la beca de creación con un proyecto y ganó. Fueron cuatro intensos meses y entendió que tenía que regresar para aprender más. 
Cuando se trabaja diariamente es posible encontrar oportunidades, calificó entonces para el Ministerio y la directora Irene Tassembeda de la academia EDJT (escuela internacional de danza), la apoyó y envió todos los papeles que la acreditaban como directora de su formación. Fue seleccionada y pudo estar año y seis meses en Burkina Faso, obtuvo la certificación de la escuela y fue invitada a hacer parte del elenco principal para ir de gira por Francia con la compañía de la escuela. 
Participó en talleres importantes en la CDC (Centro de Desarrollo Coreográfico), con instructores como Salia Samou, Aly Karrenbe, Regine Chopinot y James Carles y comprobar que sí era posible. 
En cada audición se ganaba un lugar para subir otro escalón en su formación. Feliz de poder decirle a su madre, al mundo Afro y al mundo Occidental que ella estaba al nivel de lo que sospechaba podía estar.
Paola sigue cautivada por la cultura, la gente, el ambiente y la exigencia de la vida en Africa y de todas las posibilidades para enseñar en Colombia y abrir espacios de creación con su proyecto de la fundación. Fue a la audición para calificar a una beca bajo la tutoría de la escuela de Pina Bausch en el 2017 y espera el veredicto del jurado que la llevaría el próximo año a Alemania y luego a Senegal, para continuar en su formación y venir a entregarlo todo a sus alumnos.

El deseo los cría y el trabajo los une
Desde hace diez años existe la Fundación Casa TumaC, bajo la dirección general de su compañero Francisco Alexánder Tenorio director general y ella como directora artística. 
El objetivo es disponer de un espacio que permita formar en el tiempo bailarines en danza afro contempóranea bajo la modalidad de residencias. Albergar niños del Pacifico, del sur de Colombia o desplazados en Medellín interesados en aprender y formarse con la condición que su formación académica regular continúe. En el proceso los niños van creciendo y se van o los matan, quedan en embarazo, se van a trabajar, mil razones en contra. 
Así como la formación de Paola ha sido ardua y dispendiosa, de igual forma la de la fundación. Tocaron las puertas de muchas comunidades en Medellín y en Belén Altavista se pudo consolidar un grupo constante, siete niños, ahora son 20. 
Muchos obstáculos tienden a pensar que es mejor desistir, pero la experiencia de vida en otros mundos y en este, permiten no hacerlo. 
Se han ganado cuatro becas, dos con el Ministerio: Bamburazo y manduco y con la Alcaldía de Medellín La cueva del sapo y Fronteras. 
Bamburazo fue la primer obra se ha presentado en muchos rincones del país y en el Festival Petronito.
La cueva del sapo hace un homenaje a un bar-disco que existió en Tumaco en los años 30 donde la marimba y el folklor eran protagonistas.
Crearon Manduco y se ganaron una beca de creación. Las mujeres en el sur del Pacifico lavan a mano y después de enjabonar la ropa con la barra la golpean duro con un Manduco que es una raíz. Aprovecharon este objeto de la vida diaria como metáfora de la vida de las mujeres. Manduco es hablar lo que no se puede decir, es la honestidad desde el cuerpo. Ocho mujeres de verdad en escena, no cumplen con los requisitos del ballet o la danza tradicional. Sin maquillaje, con el rostro sin tapujos. Vestidas de blanco, vestuario que diseñó Paola, y música en vivo para que se sienta lo que pasa en la vida. 
Son muchas las lesiones, callosidades y agotamientos pero como en la vida una cosa lleva a otra, Paola ha logrado todo y le falta todo. El profesional nunca siente que ha terminado y siempre tendrá pendientes por aprender, caminos por conquistar. 

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