Medellín descuida la memoria

Autor: Álvaro González Uribe
6 junio de 2020 - 12:07 AM

El Museo Casa de la Memoria de Medellín no puede perder el rumbo que traía y convertirse en botín político.

Medellín

El alcalde de Medellín acaba de pedir la renuncia de la directora del Museo Casa de la Memoria y nombró a un nuevo director.

Está dentro de su potestad nombrar y remover libremente a los funcionarios con dicha condición. Sin embargo, deja mucho qué pensar cuando se retira de la administración a una funcionaria que en poco menos de un año y medio estaba desempeñando un magnífico papel reconocido por todos quienes creemos en la paz, en el valor de la verdad y en la memoria activa y perenne como forma de construir un futuro mejor.

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Los museos son fundamentales en cualquier lugar de mundo, todos, pero en especial aquellos que nos confrontan con la historia y nos sacuden como sociedad, que son parte viva del presente y que nos permiten comprender el pasado para trazar el porvenir. Ciudades como Medellín, que han sido hervidero de todo tipo de violencias cuyos rescoldos aún perviven, necesitan de espacios como el Museo Casa de la Memoria para que su historia reciente y lejana, antes que avergonzarnos y atizar venganzas, sirva para forjar un futuro incluyente y sin cabida para la repetición.

Pero no solo un espacio físico como tal, el Museo Casa de la Memoria debe estar en todos los barrios, en todas las esquinas de Medellín, en la memoria de todos los habitantes de esta ciudad, en sus acciones, en sus líderes comunales, empresariales y políticos, debe ser un espacio en el corazón de cada uno. Y precisamente eso estaba logrando Cathalina Sánchez Escobar con su invaluable labor: durante su dirección el Museo se estaba convirtiendo en un referente de la ciudad que pretendemos ser, en un centro de pensamiento en donde nos miramos a los ojos del presente y del pasado para poder mirar adelante con la frente en alto; un lugar donde estamos aprendiendo a ser mejores ciudadanos.

Y bien importante para Medellín: El Museo Casa de la Memoria, entre otros logros, estaba sacando la leyenda terrorífica de Pablo Escobar y su cartel de la dañina farándula oscura para centrarla en las víctimas y en la reflexión social, como debe ser.

Como en toda Colombia, en Medellín tenemos una deuda con las víctimas que quizás nunca terminaremos de saldar, en primer lugar, porque aún hay cientos de víctimas anónimas muchas de las cuales ni siquiera tienen conciencia de que lo son, y, en segundo lugar, porque aún existen posiciones alimentadas por los fanatismos y la codicia negadas a abandonar las violencias como medio para mantener los hilos de sus poderes de todo tipo.

Me uno a las voces que claman porque se continúen los procesos que la hoy exdirectora de la Casa Museo de la Memoria estaba llevando a cabo, para que quien llega sepa encarnar ese espíritu que Cathalina le estaba dando como faro que ilumina no solo hacia atrás, sino hacia adelante y hacia todo el entorno de esta ciudad que amamos, que tantos pretendemos cuidar y que muchos queremos ver con su rostro limpio y su cabeza erguida resurgida de un pasado que antes que negar debemos resaltar, confrontar y reflexionar.

Señor alcalde de Medellín: En especial clamo para que cargos de semejante importancia y calidad sean ajenos a los vaivenes políticos, a los apoyos de ocasión y menos a las promesas electorales.

Se mueve la cosa política:

Al terminar esta columna debí cambiar su final y parte de su contenido cuando supe el jueves en la noche del nombramiento como nuevo director del Museo de quien el año pasado fuera candidato de la Colombia Humana a la alcaldía de Medellín, Jairo Herrán. Eso no lo inhabilita, ni más faltaba, pero sí deja qué pensar porque infortunadamente así funciona la política o, mejor, la politiquería, que es bien diferente: Se utilizan los cargos para pagar apoyos electorales o para conseguirlos en momentos difíciles. No me preocupa la filiación política del nuevo director, lo que preocupa es que dicho cargo empiece a formar parte del engranaje políticoelectoral.

Mucho me temo que el Museo no siga el rumbo que traía. Sin embargo, siempre hay que dar un compás de espera, por supuesto, es justo. Ojalá tanto el nuevo director como el alcalde me sorprendan, nos sorprendan a muchos.

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La directora que se fue deja una vara muy alta. Esperemos que su remplazo sea capaz de emularla y que el señor alcalde comprenda que el Museo Casa de la Memoria es, entre todas, la entidad y dependencia que debe estar más alejada de componendas y pactos burocráticos. Totalmente alejada.

 

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Comentarios:

Javier Dairo
Javier Dairo
2020-06-07 06:38:52
UNAS POR OTRAS, O COMO VEZ A DARIO ACEVEDO C. (Leáse de CD, Extremo Demoníaco), TODO UN CONVERSO DEL "EPL", en la dirección Nacional ?, cual politiquería ?, Jairo Hernan fue un Contendor... Y PUNTO!!!!

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