Durante los Olímpicos de Múnich 1972 Colombia también alcanzó dos medallas de bronce, con los boxeadores Alfonso Pérez (-60 kg.) y Clemente Rojas (-57 kg.).
Luego del récord mundial de la hora para aficionados y el título mundial en los 4.000 metros persecución individual de parte de Martín Cochise Rodríguez, en 1970 y 1971, respectivamente, el deporte colombiano cambió por completo su mentalidad y entendió que podía aspirar a grandes logros en el plano internacional.
En ese orden de ideas, el viernes 1° de septiembre de 1972 se produjo un acontecimiento que puso a celebrar a todo el país. Helmut Bellingrodt, en el tiro deportivo, le entregó a Colombia la primera medalla de su historia en los Juegos Olímpicos, en la edición celebrada en Múnich, Alemania.
Allí, en la tierra donde nacieron sus ancestros, el barranquillero alcanzó la medalla de plata en la prueba del tiro al jabalí. Bellingrodt disparó un total de 60 tiros y alcanzó 565 puntos sobre 600, que le representaron la medalla de plata, la primera para Colombia en 40 años de participaciones en la máxima fiesta deportiva del planeta. El oro quedó en poder del soviético Yakov Zhelezniak, quien logró cuatro puntos más.
Helmut Bellingrodt es condecorado junto con los boxeadores Alfonso Pérez y Clemente Rojas.
“A mí en ese entonces me entrenaba mi padre (Ernesto Antonio Bellingrodt). Él me ayudó muchísimo a cambiar la mentalidad, a pensar en grande, y eso fue definitivo para la obtención de la medalla, porque las condiciones ya las tenía, faltaba quizás creer más en lo de uno mismo. ¡Y vaya sí me sirvió para lograr esa medalla y los posteriores triunfos que conseguí!”, dijo el ahora directivo del Comité Olímpico Colombiano, con un tono de voz diáfano y hasta emocionado, pese a que aquella gesta está por cumplir 48 años.
“Es que cada cuatro años, cuando se acercan los Juegos Olímpicos es inevitable para mí emocionarme, cerrar los ojos y volver a vivir ese momento maravilloso, que sin dudas me cambió la vida. Lo digo porque casi cinco décadas después mucha gente me sigue felicitando, me piden autógrafos y fotos, y aunque muchos ni siquiera me conocen, saben de mis logros”, aseguró la gloria del deporte nacional.
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El gran momento
A Helmut le quedó una escena grabada en su mente cuando logró aquella presea plateada: “Las competencias de tiro deben hacerse en silencio porque requieren de mucha concentración. Pues resulta que detrás de mí, en una gradería, estaba el negro Perea (Édgar, recordado narrador de fútbol y boxeo) y gritó con alegría: ‘medalla Helmut, ganaste medalla’… Los alemanes no entendían nada pero lo sacaron del escenario, ahí supe que ya había asegurado la medalla y dentro de mí tuve una serie de sentimientos que no logro describir con palabras, una emoción increíble. Incluso en este momento, hablando sobre el tema, vuelvo a emocionarme y se me eriza la piel”, describió.
En Múnich 1972 llegaron otras dos medallas para nuestro país, sendos bronces en el boxeo, por intermedio de Clemente Rojas y Alfonso Pérez, este último el abanderado de la delegación cafetera durante la inauguración. Dos logros de máxima importancia, que redondearon una actuación notable para Colombia.
“Lo de los boxeadores fue muy grande para nuestro país. Por cuestiones del calendario me tocó salir a mí a competir antes y llegó la tan anhelada primera medalla olímpica. El recibimiento fue impresionante, llegué al aeropuerto de Barranquilla y no podía dar crédito a la cantidad de gente que me estaba esperando. Tanto fue así que mi familia me pidió que no llegara directamente a mi casa, temían que ante la gran cantidad de personas que estaban allí quizás algunas de ellas pudieran aprovechar la algarabía y entrar a robar, por ello partí en medio de un gran desfile hacia la Universidad Autónoma, donde fui homenajeado. Durante el recorrido una persona me tomó de la mano y me dijo ‘yo no sé qué es eso del jabalí, pero lo felicito porque lo que hizo usted es muy grande’”, recuerda con nostalgia uno de los atletas nacionales más importantes de todos los tiempos.
48 años después de la hazaña, Helmut Bellingrodt sigue trabajando en pro del deporte nacional.
Y es que lo conseguido por Helmut Bellingrodt a lo largo de su trayectoria ha sido gigante, descomunal, quizás poco apreciado en un país que no tiene una tradición en esta disciplina deportiva. Cabe anotar que además fue el primer deportista nacional en alcanzar dos medallas olímpicas, comoquiera que obtuvo una nueva plata en las justas de Los Ángeles 1984, en idéntica prueba a la de doce años atrás, y esta vez fue superado por el chino Li Yuwei.
Fue campeón mundial en 1974, imponiendo nuevo récord, campeón de los Juegos Panamericanos de 1983 con nuevo registro, y vencedor en los Centroamericanos y del Caribe que se celebraron en Medellín, en 1978.
Sus hermanos, Hanspeter y Horst, también representaron a Colombia en los Olímpicos, sin alcanzar mayor figuración.
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