De eso tan bueno no dan tanto

Autor: Alfonso Monsalve Solórzano
14 abril de 2019 - 01:04 AM

Los defensores de Mockus arremeten contra los valores éticos de los demandantes

Medellín

La Sección Quinta del Consejo de Estado determinó la pérdida de la investidura de senador de Alianza Verde, Antanas Mockus, por violar la prohibición de firmar contratos con el Estado, seis meses antes de los comicios, si se aspira a un cargo de elección, algo que ocurrió con el hoy exsenador a través de su Fundación Corpovisionarios, de la que era su representante legal, la cual obtuvo dos contratos cuatro meses antes de las votaciones de marzo del año pasado.

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El excongresista ha afirmado que en 2006 delegó sus funciones en Henry Murrain, pero el hecho es que tal acto no se registró en la Cámara de Comercio, por lo que Mockus, ante el Estado seguía siendo el representante legal de Corpovisionarios. Dicen los que saben, como el Dr. Rubén Darío Barrientos, que delegar la representación jurídica, no es perderla. (De paso, como no soy abogado, no sé, por otro lado, si alguien puede firmar contratos con el Estado sin ser el representante legal registrado en la Cámara de Comercio. Del fallo contra Mockus por violar la Ley de Inhabilidades, precisamente, se seguiría que no. Y entonces si el señor Murrain no lo era legalmente, cómo consiguió firmar esos dos contratos y cómo las dos entidades que los suscribieron lo firmaron. Ojalá alguien me aclare esa inquietud).

Los defensores de Mockus arremeten contra los valores éticos de los demandantes, señalando que uno de ellos es de Opción Ciudadana, (uno de cuyos líderes es Luís Alberto Gil y el exfiscal de la JEP) luego de haber militado en el Partido de Integración Ciudadana, PIN, que tuvo relación con casos de paramilitares y pidió perdón al país por ellos; y el otro, un pastor cristiano que llegó a al congreso en sustitución de Habib Mergeb. Investigado por parapolítica.

Como quien dice, los amigos de Mockus sostienen que los demandantes carecen de talante moral para demandar a Mockus. Pero este es un asunto jurídico, que, por supuesto tiene implicaciones éticas para Mockus. En efecto, los dos demandantes pueden constitucional y legalmente ejercer su derecho a demandar al exsenador, porque no están jurídicamente impedidos para hacerlo, y en un Estado de derecho, nadie es culpable hasta que se demuestre lo contrario. No son santos de mi devoción, pero no tienen que serlo para señalar un delito. Ya lo dijo alguien, no importa quien hizo el remedio, si sana. Y aquí se trata de una sanación jurídica que tiene implicaciones en la ética pública, porque alguien que ha sido autoproclamado adalid de la moralidad pública, ha violado la ley.

La sanción no contempla la intencionalidad de Mockus al violar la prohibición. Es decir, no considera si lo hizo intencionalmente o no, sino sólo el hecho de haber firmado los dos contratos. Hay otra demanda en curso que busca que se condene a Mockus por la intencionalidad de su acción, es decir, argumentando que sabía perfectamente lo que hacía y simuló que no era el representante legal de Corpovisionarios para firmar esos dos contratos (y otros anteriores, que en total alcanzan los US $2.1 millones). Que cometió fraude electoral y engañó a sus electores, y que intenta que su partido Alianza Verde pierda su reconocimiento jurídico por haber permitido que Mockus fuera candidato conociendo su inhabilidad. Esa demanda busca la muerte política del exsenador. Dejemos que la justicia siga su curso.

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De nuevo, nadie, en los estrados judiciales, es culpable hasta que se le demuestre lo contrario. Ahora bien, todos somos iguales ante la ley y no debe haber privilegios para nadie (incluidos los magistrados de la JEP, cuyos principales magistrados serán investigados por la Comisión de Acusaciones de la Cámara por tráfico de influencias y otros delitos). Pero en el sentimiento de la opinión pública sí que se abre un gran interrogante y entre sus seguidores una enorme decepción. Les vendieron cobre por oro. Como dicen en Antioquia, de eso tan bueno no dan tanto.

 

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Comentarios:

Edgar
Edgar
2019-04-14 09:44:04
El meollo del asunto está en que Antanas Mockus, adalid de las buenas costumbres, hizo un contrato con el estado , así sea por interpuestas personas y, con la seguridad casi absoluta de que , siendo aunque fuera medianamente inteligente, sabía lo que hacía.

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