Con ella las cosas se hacen

Autor: Carmen Vásquez Gómez
19 octubre de 2019 - 06:00 AM

Ella es el perfecto ejemplo de la mujer de este siglo. Estudia, trabaja y es mamá y las tres cosas las hace muy bien. Es Juliana Hernández Franco, esposa del candidato a la Alcaldía, Alfredo Ramos Maya.

Medellín

Su figura le viene de herencia de los Hernández, delgada, fina, en su rostro no hay ni señas de que por allí pasó un polvito. Es de las que perfectamente sale con el cabello recién lavado y tranquila, ella misma nos dice que es cero maquillaje y cero joyas. La verdad que sólo le notamos en su mano izquierda la argolla de matrimonio. Y en cuanto a su vestuario hay tres prendas que la identifican, tenis, bluejean y camiseta. Sencilla, exageradamente sencilla, pero con un rostro sincero, amable, franca. Es una mujer muy decidida, organizada y muy activa. Tanto que se puso feliz cuando Alfredo le dijo que quería que ella trabajara en la campaña. ¿Y saben por qué?

Porque él dice que con ella las cosas se hacen. A esto se le llama tener claro que es una futura profesional en Administración de Negocios, la carrera que sigue estudiando, de la que solo le hacen falta unas pocas asignaciones para terminar en su universidad, que es Eafit. Es la perfecta mujer de signo Virgo. Pero eso sí, no le pregunten cuál es el signo zodiacal de Alfredo que con tranquilidad y franqueza dice: “ni idea, sólo sé que cumple el 4 de noviembre”.

¿Y quién es Juliana Hernández?

Con voz suave responde: “Soy Juliana Hernández, la esposa de Alfredo Ramos, mamá de Rafael, un bebé de 10 meses y también mamá de Tulio, un perro salchicha de dos años y medio, el amor de nuestras vida. Soy apasionada, tengo 25 años, soy muy entregada a cada causa que emprendo. Estudio Administración de Negocios pero no me he graduado porque quedé en embarazo, paré un semestre y ahora volví a continuar, estoy en la recta final, cosa que no es fácil porque es una mezcla de mamá, carrera, campaña… es un reto grande.

Rafael nació el 18 de diciembre y ahora que estudio, creo que es el mayor ejemplo que le puedo dar a Rafael, es seguir con mis sueños, no puedo parar y no me los puede parar nadie. Un día mío comienza a las 5 a.m. con el primer tetero de Rafael, de ahí salgo para la sede gran parte de la mañana, luego sigo para la Universidad, vuelvo a la sede y en las tardes con Rafael y con él me voy para todas partes y también para que Alfredo lo vea… es un día pesado, me estoy acostando tarde y luego y madrugue, pero ha sido rico porque esta campaña ha sido de familia, siento la satisfacción de que él lo ve a diario, soy práctica, relajada, me llevo la carne, la sopa, el pollo, meto todo en la maleta, la fruta, el yogur y en cualquier parte donde estemos le doy el almuerzo a Rafael. Él se adapta a las circunstancias. Estoy feliz de saber que las cosas se están dando”.

¿Cómo fue su infancia?

“Mi papá se llama Jorge y mi mamá Catalina, papá ganadero de toda la vida, me crié en la finca debajo de las vacas y los caballos, esculcando la tierra, viví varios años en Montería y luego vine a Medellín al colegio, estudié en el Mary Mount , mis papás se separaron pero ellos siguieron teniendo una relación muy estrecha, nos turnábamos cada ocho días, somos cuatro hermanas y nos queremos mucho, Manuela, María Antonia y Laura, fue una infancia muy feliz, mis pasiones son las vacas y los caballos, he competido en equitación criolla desde casi los siete años. Una infancia finquera, al aire libre, de aquí aprendí que a Rafael le tengo que enseñar la practicidad de la vida, mi papá se iba con nosotras a las ferias equinas y se llevaba un morralcito con la comida y ponía unas sillitas y ahí estábamos, siempre fue muy práctico. De la separación de ellos no tengo muchos recuerdos, estaba muy chiquita, más grandecita sentía a mis amigas en el colegio con sus papás, pero comprendí con el tiempo que era más sano que estuvieran separados a que estuvieran juntos y no se llevaran bien. Al crecer uno se da cuenta que hay circunstancias que se dan por el bien de toda la familia”.

Juliana viene con vena periodística, es nieta del que por muchos años fuera el gerente de El Colombiano, Jorge Hernández. Una de las cosas que más le gusta es escribir, escribió en La República, en El Colombiano, tiene muchas cartas, columnas y cuando quiere expresar algo lo escribe. Diariamente escribe algo.

Y con la vena periodística, la inquietud por la política es otro de sus temas. Por estar en una de las reuniones de campaña política en el recinto del Concejo fue donde vio y saludó por primera vez al que es hoy su esposo candidato.

Desde aquí trabajaron juntos siendo el senador. Él le decía “jefa” pero solamente era una relación de trabajo. Otro día la invitó a comer, la siguió llamando y siguieron hablando y hablando, él ponía fotos de ella en las redes, hasta que le pidió matrimonio… Como pareja hay parecidos, en que son unas hormigas trabajando, en la pasión y exigencia que le ponen a las cosas. Y no se parecen en la puntualidad que ella tiene y él en cambio es fresco. Ella es muy organizada y él no. A los dos les gusta la relajación, la meditación, leer.

A él le gusta el deporte y a ella no. A ella le encanta cocinar y hacer mezclas, a él le gusta probar todo y hace sus desayunos. A ella le fascina que le regalen chocolates. Es muy buena en equitación y su caballo se llama Cabul.

Muy importante ese pensamiento de Juliana Hernández, de ser madre: “Ser mamá le llena a uno el alma, ser mamá le da a uno felicidad al despertarse, es saber que hay alguien que depende de ti. Me soñaba ser madre, es un reto porque traer un niño al mundo donde se han perdido los valores uno tiene la obligación de enseñarles esos valores, de saber convivir”.

¿Le gusta el término de primera dama?

“Me parece un poquito anticuado, se me dificulta decir primera dama, no sé si lo cambiaría. Lo que sí cambiaría sería su visión, porque pienso que las parejas de los Alcaldes tienen una responsabilidad grande y hay que romper barreras, la primera dama, debe ser primera dama de todos, no sólo de niños y las mujeres, sino que se encuentre en ella su apoyo, la persona que le pueda transmitir al Alcalde las necesidades de la ciudad, es más mi programa bandera es el del emprendimiento, soy emprendedora, es una manera de desarrollo y progreso, nuestros jóvenes que no tienen oportunidades, que no quieren estudiar, darles temas sanos de emprendimiento. Me sueño con un centro de innovación, un lugar efectivo para todo tipo de personas”

Con Juliana Hernández el diálogo es claro frente a varias problemáticas de la ciudad, por ejemplo la migración de venezolanos, lo que se puede hacer con buenas prácticas de turismo y gastronomía. Con ella el tema de la movilidad actual no es extraño. Sabe lo que haría con los eventos de la Feria de las Flores.

Ella puede ser cero maquillaje, pero su seguridad es la de una mujer que sabe lo que habla.

PALABRAS CLAVE

VENEZUELA: Crisis

SILLETEROS: Tradición

IGLESIA: Creencia

DIVORCIO: Realidades

BICICLETA: Medio ambiente

IGUALDAD: Respeto

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