Los niños que desempeñan trabajo infantil están sujetos a toda clase de maltratos y vejaciones, por estar desamparados, así que cualquiera los puede acusar de faltas que no han cometido.
Bandoneón, estamos hoy ante una realidad ingrata, la historia del niño que es víctima de la violencia intrafamiliar y de la sociedad, porque esta se familiariza con el trabajo infantil y lo que causa y produce este fenómeno o debilidad social. El oficio que convoca las presentes notas es el de vendedor de prensa, llamado Canillita por el dramaturgo uruguayo Florencio Sánchez.
Siendo redactor del periódico La República en Rosario (provincia de Santa Fe), lo inspira el ambiente periodístico y escribe una obra de teatro, así lo cuenta Néstor Pinzón: “El personaje principal es un niño vendedor de diarios. Le faltaba el título, pero lo conmueve uno de los vendedores rosarinos de piernitas muy delgadas. Espontáneamente, le surge la palabra canillita y así denomina su obra”.
Canillita que se llamó en un comienzo Ladrones, fue escrita antes de 1900, y aquí no estaba el personaje vendedor de diarios, luego lo puso para la representación en Rosario en 1902. Más tarde se presentó en Buenos Aires interpretada por la compañía de Gerónimo Podestá.
Florencio Sánchez, dramaturgo uruguayo
Los personajes de la obra viven en un conventillo y son ellos: Arturo un niño enfermo y hermano de Canillita; Pichín, compañero sentimental de Claudia la madre de los niños y un maltratador para toda la familia, Don Braulio un vecino generoso y justiciero. Pesquisa, Batista, Pulga, y otros personajes-figurantes.
La obra es la historia de Canillita que vende prensa para ayudar a la casa, los dineros conseguidos se los gasta Pichín, que al parecer es un ladrón y un patán con Claudia y sus dos niños. Algún día decide acusar a Canillita de un robo y lo manda coger preso, cuando el niño queda libre intenta matarlo, pero don Braulio no deja, porque prefiere ser él quien lo haga, y pasar el resto de sus días de viejo en la cárcel.
Así se escucha la voz de Canillita cuando despunta en la obra:
“Soy canillita
gran personaje;
con poca guita
y muy mal traje;(…)”
…mañana y tarde
pregonando los diarios
cruzo la calle
y en cafés y bares
le encajo a los marchantes
diarios a mares. (…)”
no soy pillete
y para un diario
soy un elemento
muy necesario. (…)”
Los versos presentan a un protagonista pobre trabajando a lo largo del día, y aclarando que no es un pillo, lo que es importante en el desarrollo de la obra, porque los niños que desempeñan trabajo infantil están sujetos a toda clase de maltratos y vejaciones, por estar desamparados, así que cualquiera los puede acusar de faltas que no han cometido.
El niño que trabaja en la calle es también sujeto de actividad económica o de subsistencia, ya que la economía y el abandono de ciertos países, producen un auge de pregoneros y de ventas ambulantes, entendiendo por pregón el canto o grito callejero que anuncia una compraventa. Los niños eran escogidos para vender prensa porque eran más ágiles para recorrer las calles, y en época de miseria, ayudaban a sus familias con unos centavos.
La presencia de estas faenas infantiles es un texto vivo de la ciudad que amerita una lectura desde el punto de vista sociopolítico, da cuenta de una urbe con un índice importante de desempleo y es relevante la mirada a estas acciones reflejadas en la dura labor de la infancia, aquí está hablando la ciudad.
Los derechos de los niños tienen como premisa el bienestar económico, psicológico, emocional y jurídico. Promulgados en 1959 por la ONU, para que cada país y las personas adultas tengan la obligación de hacerlos cumplir, ya que los niños por su estado de indefensión y falta de conocimiento no tienen cómo hacerlo. Y pues ante la violación de los derechos, una parte muy importante para su desarrollo, como es el juego, se pierde por falta de espacio y de acogida a su ser como sujeto infantil de derechos.
El juego permite el desarrollo de la creación, la iniciativa, la socialización, la imaginación, la solución de problemas y un cierto ejercicio de la libertad.
La presencia de estas faenas infantiles es un texto vivo de la ciudad
De nueve tangos que he leído dedicados al Canillita, voy a presentar Para vos Canilla con letra de Julio Martín y música de Horacio Quintana:
“Manos laburantes moldearon tu arcilla,
mezcla milagrera de obrero y gorrión,
quien nace diariero morirá canilla,
cumpliendo en la vida la ley del pregón.(…)”
Hermano
la noche me dio un barato
pa’ estar en tu esquina un rato
y evocar con tu pregón
una leyenda sencilla
que cuenta como a un canilla
la vida lo hizo gorrión.(…)”
Florencio Sánchez, quien nació en Montevideo en 1875, fue periodista y dramaturgo, las obras más conocidas son M’hijo el dotor, Barranca abajo, Canillita y La gente honesta, entre otras. En la última se burla de un personaje del gobierno y entonces ordenan suspender la presentación, más tarde la obra será prohibida por la policía persiguiendo y apaleando a Florencio en plena calle, quien, sin embargo, continuó con su activismo anarquista.
Tenía un oído fino para escuchar temas de la vida proletaria, de la familia, de los inmigrantes, mostrando miserias y esperanzas de sus personajes.
Murió en Milán de 35 años, sus últimas palabras fueron: “¡Quién dijo miedo!”.