ANTHONY

Esta bendecida costumbre de coleccionar todo aquello que suelte un aroma especial, que deje en nosotros un agradable sabor al paladar y un paisaje a los ojos de nunca olvidar…es la costumbre que tengo de coleccionar las cartas de menú de los restaurantes, las servilletas en donde un cocinero me ha dejado una receta, o una bonita y simpática invitación que llega para un desayuno, un almuerzo o una cena. La cocina es creativa en todos sus sentidos. Y toda foto, revista, catálogo, publicación que tenga que ver con el tema cocina-gastronomía es un documento que para mi tiene gran valor.

Un día 14 de agosto de 2008, me llegó al periódico una invitación para disfrutar un “viernes de amigos”. Este señalado viernes era el 15 de agosto a las 3:30 pm y la invitación  era para la presentación exclusiva del programa “Sin Reservas” del chef Anthony Bourdain, realizado en Colombia. Una deliciosa invitación a tomarnos un trago y disfrutar de la única copia original del video existente en la ciudad. Una invitación a puerta cerrada.

Aquí, estaba él. Un hombre alto, sencillo, totalmente informal, silencioso, tímido, amable en sus respuestas, muy seguro de su oficio, de un atractivo especial y en una de sus manos el permanente cigarrillo. Hoy estoy segura que ese cigarrillo de nunca apagar…fue siempre su amigo pensador.  Ya lo conocía por referencia de la televisión que todo lo muestra sin distancias. Y tenerlo presente era todo un honor. Todavía éramos muy pocos los “periodistas” sin la presente franja de los blogueros. La verdad que nunca me imagine a Bourdain de móvil en mano tomándole fotos a todo plato. Él, todo lo registraba en sus ojos y en su paladar y después ejercía la maravillosa magia de escribir o de hablar con el tono de compartir y describir cada bocado en cada cultura de país que pisaba.

Todo un honor y un rosario de sabores fue el tenerlo aquí en Medellín y en Cartagena. Igual para él, el chicharrón, que el sancocho, que vivir el ambiente en una de las comunas que visitó.

Él valoraba aquello que era auténtico, lo del sabor natural, sin artificios de mezclas raras. El amaba al cocinero que trabajaba con pasión por su cocina, no por un premio, ni estrella, ni aplausos. Él por eso hacía un programa distinto. Tranquilo y sin extravagancias.

Gracias a la inquieta María Camila Gómez, se dio esta invitación. María Camila tiene de herencia el amor por la cocina. Es más, hace muchos años, de ella también recibimos el honor de ir a su restaurante en una bonita esquina del Parque Lleras. Pero el acelere de la vida, el ruido, lo barato y la comida común y corriente, acaban con lo bueno.

No tengo ningún derecho ni siquiera como periodista de tocar su vida privada. Solo se escribir que en este planeta tierra fue uno de los mejores y que será siempre recordado por millones de personas a las que le metió cuchara para comer y contarle al mundo lo que es la cultura de los fogones y que en ese más allá que es un misterio, pero que es el lugar en donde verdaderamente hay paz, él como Anthony Bourdain, debe estar en la tranquilidad absoluta, percibiendo el más exquisito aroma celestial.

Nació un 25 de junio, signo Cáncer y con un Marte en Piscis. Un cruce de estrellas que en un segundo, decidió y dijo adiós.

 Mundo Cocina tiene servida en su mesa una tristeza por ese hombre cocinero Anthony Bourdain.