Con la entrega del último lote de armas pertenecientes a las Farc, inicia un nuevo periodo en la historia colombiana.
Sputnik
Colombia vivió este miércoles por primera vez en 53 años un día sin la guerrilla de las Farc, pues el grupo inicia un nuevo camino desarmado para transformar la sociedad por la palabra y por los votos.
La dejación de las armas que finalizó este martes con el último lote de fusiles entregado a la Misión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Colombia, "implica una línea divisoria, un antes y un después en la historia del país, porque es la transformación de la guerrilla más antigua del hemisferio occidental en una fuerza política legal", dijo el senador Iván Cepeda.
El martes, durante una transmisión en directo por la televisión estatal desde La Guajira, el presidente Juan Manuel Santos formalizó el cierre del último contenedor con armas de las Farc y con él se fue "el último suspiro del conflicto", dijo el Mandatario.
Sin embargo, este hecho histórico fue tomado con tibieza por una parte de la sociedad, más preocupada por la economía y las elecciones de 2018, en las que el extinto grupo subversivo prevé participar como partido político.
"La sociedad colombiana está viviendo unas transformaciones de carácter histórico de tal magnitud que difícilmente se logren captar a través de reacciones anímicas momentáneas, por lo que hay que verlas en una perspectiva histórica", estimó Cepeda.
Durante décadas las Farc, que están a punto de cambiar su nombre de Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, se dieron a las acciones violentas, los ataques a fuerzas del Estado y a infraestructuras, y los secuestros y extorsiones para sostener su insurgencia, lo cual "hizo mella para que haya cierta resistencia a recibir a esa guerrilla como un actor civil", dijo por su parte el consultor político y exembajador en Hungría, Alonso Ojeda.
El proceso de desarme de las Farc se cumplió apenas ocho meses después de firmado el Acuerdo Final de Paz con el Gobierno, un tiempo récord comparado con la experiencia internacional.
En ese lapso, el grupo insurgente entregó a la Misión de la ONU 8.112 armas de uso personal, cerca de 1,3 millones de cartuchos, que ya fueron incinerados, y las coordenadas de 873 caletas con explosivos y municiones.
"La gran noticia es que las Farc como guerrilla ya no existe, lo que existe es las Farc como partido político", consideró el activista Jairo Rivera, uno de los seis designados por el grupo Voces de Paz para defender ante el Congreso los acuerdos de paz.
Rivera explicó que con la dejación de armas termina también el cese del fuego bilateral con el Gobierno, por lo que a partir de ahora los excombatientes deberán enfrentar una serie de desafíos como movimiento político apegado a la Constitución.
"Primero, deberá consolidar una fuerza política que dispute la democracia y que vaya más allá de los sectores populares y agrarios con el fin de absorber sectores urbanos; segundo, configurar un pacto político con todas las fuerzas del país para cerrar el capítulo de la violencia política, y tercero, implementar y consolidar el acuerdo de paz de La Habana", dijo Rivera.