Los cepos: el poder coercitivo

Autor: Carlos Mauricio Jaramillo Galvis
21 abril de 2018 - 12:06 AM

Se saltan el procedimiento de la audiencia, lesionan el derecho de la propiedad y, para colmo de males, perpetúan la situación irregular del auto.

El documento Sociedad, poder y legitimación (McGraw-Hill Interamericana) recalca que el poder es algo abstracto que, sin embargo, produce efectos muy visibles sobre quien sufre las consecuencias de este y, consecuentemente a esto, implica una situación de dominio que se puede presentar tanto en el mundo laboral como en las relaciones de pareja, en la familia, etc.  En otras palabras, las relaciones de poder hacen parte del pan de cada día, de la vida cotidiana misma y conducen a cambiar la conducta de otros en pro de imponer la propia, muy a pesar de la resistencia que puedan ejercer estos.

Este mismo documento señala que es la filosofía política la que analiza los mecanismos de control que emplea el poder y que ejerce sobre los diferentes grupos sociales, así como las variopintas ideologías que permiten ejercerlo justificando las formas políticas tales como el Estado, los partidos, las instituciones y otras que son de poder diferentes como el poder coercitivo (capacidad de obligar a alguien a actuar de un modo determinado empleando, para ello, la violencia o las amenazas), el poder de recompensa (bienes materiales o servicios con los que se premia la disposición de alguien a modificar su conducta para cumplir la voluntad de otro) , el poder persuasivo (habilidad de convertirse en referente de otros)  y el poder legítimo (poder respaldado por el derecho y la opinión pública, que se convierte así en autoridad)

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Así las cosas, el  14 de marzo del año en curso, se materializó en las calles de Medellín  una de esas formas de poder (el coercitivo) como forma de  expresión  de incapacidad que ha revelado en los últimos años las autoridades de la ciudad  cuando se trata de darle orden a esta en materia de movilidad. 

Los cepos, según la Secretaría de Movilidad, son una sanción moral para todo aquel conductor que se atreva a dejar su auto mal estacionado y se busca con ello mejorar la movilidad en las calles de la cuidad, pero si se mira con ojo crítico los lugares donde se ha impuesto dicha medida (placita de Flórez, Ciudad del Río, Belén, El  Poblado, Laureles) no deja ser otra forma de abuso de autoridad, pues todas las medidas de control se han desembocado en estos sitios (cámaras de fotomultas, zonas de estacionamiento regulado, cepos…) afectando a una pequeña porción de habitantes de Medellín que de una u otra forma circulan por estos sitios bien sea por que habitan allí o por asuntos estrictamente de orden  laboral, académico, social… ¿Alguien ha visto una cámara de fotomultas en barrios periféricos de esta ciudad? En ellos sí que circulan motos y autos a altas velocidades, motociclistas sin cascos, adelantamientos en semáforos cuando están en rojo entre otras graves violaciones a normas de tránsito.  ¿Algún ciudadano de esta comarca ha visto en un barrio periférico poner un cepo? En esas empinadas calles también hay graves dificultades de movilidad por la inmensa cantidad de motos y autos mal parqueados pues sus aceras y carriles los han convertido en eso: en verdaderos parqueaderos sin regulación alguna.

Los cepos, de acuerdo con algunos jurisconsultos se saltan el procedimiento de la audiencia, lesionan el derecho de la propiedad y, para colmo de males, perpetúan la situación irregular del auto, pues seguirá allí por mucho tiempo hasta que aparezca el dueño de este o sea trasladado a los patios correspondientes, y mientras tanto, la situación de movilidad seguirá igual o peor.  En conclusión, el artilugio este no resuelve absolutamente nada.

Pronto sobrevendrá otro adefesio: el día sin carro, otra forma de abuso de poder ante la incapacidad de resolver nuestros problemas ambientales y de movilidad, pero nuestros mandatarios solo conciben el poder coercitivo, pero son incapaces de reconocer las bondades de los otros tres poderes: el de recompensa, el persuasivo y el legítimo.

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