El fácil y eficaz trabajo del sirirí

Autor: José Alvear Sanín
11 julio de 2018 - 12:08 AM

La gran debilidad de la democracia es que reposa sobre la inteligencia, la razón y la ley, menospreciando lo que pueden lograr la irracionalidad y el odio

Cuando a Ernst Kaltenbrunner, uno de los principales jefes nazis, se le interrogó acerca de cómo había sido posible que un grupo de maleantes se hubiera hecho con el control de Alemania en 1933, respondió ante el Tribunal de Nuremberg que ellos tenían una sola tarea, ganar el poder, mientras el gobierno del Reich tenía docenas de graves problemas para resolver…

Traigo esto a cuento porque a partir de la noche de la elección del doctor Duque, su contrincante no sólo se proclamó jefe de la oposición sino que inició desde ese momento una acción permanente, día y noche, 24 horas diarias, de disociación, demagogia, tergiversación, malinterpretación, acusaciones, infundios, pullas y burlas contra el presidente electo y contra cada uno de quienes que actúan contra los designios del megalómano conductor de la revolución colombiana.

Lea también: Inopia electoral y potencia radial

Esa actuación obsesiva, malévola y fácil —porque basta hablar, hablar y hablar, sin proponer soluciones ni estudiar los asuntos—, por desgracias es muy eficaz, porque la monótona reiteración va dejando socavando, como el agua que cala la roca. Esta cantilena viene siendo reforzada por multitud de seguidores e imitadores en los medios y las redes sociales están infestadas de propaganda negra; y dominadas 4 a 1 por Petro, quien antes de las elecciones ya llegaba a cuatro millones de colombianos, mientras Duque solo alcanzaba a 900.000. 

Después de junio 17, Petro no ha disminuido su ofensiva en las redes. Al contrario, la sigue incrementando, mientras muchos de los vencedores están gozando del merecido reposo después de tantos años horrorosos.

A Petro lo esperan cuatro años de atacar, atacar y atacar irresponsablemente desde la comodidad del Senado, cuando al doctor Duque lo aguardan centenares de problemas, empezando por un AF que ata sus manos; desempleo agobiante; aplastante deuda pública; sistema educativo, desde la primaria hasta la universidad, al servicio de la inculturación marxista; poder judicial entregado a la extrema izquierda; y así sucesivamente, hasta llegar a la inevitable invasión de los hambreados venezolanos.

¡Y todo lo que diga y haga será respondido con malicia, grosería, sorna y mala fe!

Cada día son más alarmantes las expresiones de odio, tanto en los medios tradicionales como en los alternativos, y las acciones desestabilizadoras, como marchas, paros, huelgas y manifestaciones a la luz de velas, que recuerdan la peor escenografía totalitaria.

En realidad, estamos presenciando los primeros capítulos de una concertada etapa de Agitación y Propaganda con el propósito de hacer ingobernable el país.

Lea además: Petro no se arreglará en cuatro años

Toda revolución obedece a un plan, ejecutado por un partido. Así como los Jacobinos hicieron la francesa, Lenin perfeccionó un partido profesional revolucionario y Hitler el nacionalsocialista. Petro no es inferior a esos grandes demagogos, lo que reconozco.

Estamos en mora de enfrentar esta amenaza. Por eso hago un llamamiento a los partidos y movimientos democráticos para que, con carácter urgente, analicen la estrategia de sus implacables enemigos. No podemos dormirnos sobre los recientes laureles porque podemos despertar en 2022 dentro de la peor pesadilla.

¡Hay que ganar la batalla de la información y las comunicaciones, que vamos perdiendo!

La gran debilidad de la democracia es que reposa sobre la inteligencia, la razón y la ley, menospreciando lo que pueden lograr la irracionalidad y el odio. Mientras nuestros dirigentes son buenos tácticos —cortoplacistas—, sus contrarios son excelentes estrategas —que miran a lo lejos—, por eso disponen de un estado mayor permanente, clandestino, paciente y fanático, mientras la defensa de la democracia es amateur, desarticulada, espontánea, intermitente…

Si una pequeña mentira repetida mil veces se convierte en una gran verdad, consideremos el efecto de mil pequeñas mentiras repetidas un millón de veces.

***

El “faro moral del país” contrata a través de testaferros para extraer sumas astronómicas del Estado, y cuando lo pillan, escribe en El Tiempo que el país “tiene que optar por la legalidad”, la misma por la que ya optaron Petro y Santrich.

***

Nadie duda de la preparación y capacidad de AMLO para arruinar a México, pero no parece probable que vaya a sostener a Cuba y Venezuela.

***

Me parece imprudente contratwittear todas las insolencias de Petro. ¡Hasta dónde será mejor no pararle bolas a tanta grosería?

***

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