La decisión de Sergio Fajardo de votar en blanco en la elección presidencial del próximo 17 de junio me recordó el dilema moral sobre “el mal menor” o “el mayor bien posible”, como se quiera enfocar el dilema. Cuando las opciones están en los extremos los ciudadanos no podemos acudir a la neutralidad; si bien el argumento esgrimido por el excandidato a la presidencia se fundamenta en que ninguno de estos extremos lo representa, lo que es indudable es que la elección de alguno de los dos tendrá un efecto devastador para la opción de centro. Ante esto, ¿se justifica el voto en blanco?

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En lo personal valoro los anuncios públicos realizados por distinguidos columnistas y por personas influyentes en política como Anibal Gaviría y Antanas Mockus, sólo por poner dos ejemplos de personajes de la vida pública que han tomado la decisión de manifestar su apoyo por uno u otro candidato. En cada una de estas adhesiones a los diferentes candidatos se esgrimen argumentos relacionados con lo que representa una u otra opción para Colombia. Tanto para Gaviria como para Mockus, sus decisiones de apoyo, a uno u otro candidato, representan la opción del mayor bien posible para la Colombia.

Lamento y no comparto la decisión de Sergio Fajardo de permanecer neutral en esta contienda electoral; desde mi punto de vista las figuras públicas no pueden ser neutrales en momentos coyunturales para el país, en donde la balanza puede inclinar al país lejos del centro, con consecuencias nefastas para la estabilidad del Estado, con la posible pérdida de conquistas ciudadanas que podrían poner en peligro la misma democracia.

He seguido de cerca la trayectoria del profesor Mockus, desde que era profesor liderando gran parte del movimiento pedagógico en los años 80s, luego su importante gestión al frente de la principal Universidad de Colombia, pasando por sus dos alcaldías de la ciudad más grande de país. Hace tres años tuve la oportunidad de invitarlo a la Universidad de Antioquia, en el marco de la conmemoración de los 60 años de la Facultad de Educación, para conversar con estudiantes y profesores (y público de la ciudad) sobre uno de sus principales legados: la cultura ciudadana. Me reconfortó constatar que su enfermedad no había afectado en nada su gran capacidad intelectual y forma iconoclasta de ver el mundo contemporáneo.

No me queda duda de que el profesor Mockus ha decidido apostar todo su prestigio al asumir una decisión de apoyar a Gustavo Petro; para el profesor Mockus “el mal menor” lo representa Petro y de aquí su decisión política de dar su apoyo al candidato de la Colombia Humana. Esta decisión, que han seguido otras personalidades del acontecer nacional, es lo que me impulsa a manifestar que la decisión del profesor Mockus, a favor de la campaña de Petro, tendrá un efecto sorprendente en los comicios del próximo domingo.

Mi candidato en la primera vuelta fue Humberto de la Calle, a quien respeto, admiro y le tengo un enorme reconocimiento por su compromiso por la Paz de Colombia; no obstante, y siendo consecuente con lo escrito arriba, quiero aprovechar este espacio para expresar que mi voto en segunda vuelta será para el Candidato Gustavo Petro, en la medida que resuelve mi dilema moral, al considerar que este candidato representa el “mal menor” en el que he situado a las dos opciones actuales a la presidencia; esta decisión se fue consolidando a medida que la clase política tradicional se fue decantando por Duque, sin el menor rechazo del candidato.

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A pesar de su juventud y vigor, el candidato Duque ha queda atrapado en las costumbres del pasado, en la maquinaria, en la cultura de la mermelada, con lo que muy difícilmente podrá ofrecer el cambio tan anhelado que esperan las nuevas generaciones.

 (*) Profesor Universidad de Antioquia

Comentarios:

Juan Manuel
2018-06-12 08:53:49

M;e parece que esa adhesión, con el detalle antes mencionado, resta más que sumar.

Juan Manuel
2018-06-12 08:53:04

La opinión del columnista es discutible. Quienes observen en detalle el video de la adhesión de Mockus, podrán ver claramente una ventrilocua haciendo de partner de un muñeco que repite lo que se le dicta. ¿Quien se habría imaginado que la campaña con títere no era la de Ivan Duque?

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