Tras la caída del Imperio Romano el desarrollo ingenieril se trasladó a India y China.

Los antiguos indios eran diestros en el manejo del hierro y fabricaron acero desde antes de los romanos. Durante varios siglos la capital de la ciencia fue Jundishapur, India.

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Una de las más grandes realizaciones de todos los tiempos fue la Gran Muralla China, construida y reconstruida entre el Siglo V a.C y el Siglo XVI de la era moderna. Los canales para irrigación existieron en China desde hace miles de años y además los chinos fueron los primeros constructores de puentes. La invención del papel por los chinos en el año 105 d. C, sumada a la imprenta de tipo móvil, perfeccionada en 1440 por el alemán Gutenberg, significó el mayor acontecimiento en la historia humana, el libro, que posibilitó la divulgación masiva del conocimiento y los intercambios culturales entre los pueblos. Los chinos también fueron los inventores de la pólvora en el Siglo IX y antes del año 400 a. C desarrollaron las máquinas de engranajes, así como la brújula en 1.200 d. C.

La Reforma Protestante iniciada hace 500 años permitió una nueva visión del mundo que transformó la sociedad feudal, basada en el poder centrado en la posesión de la tierra, en la sociedad capitalista, donde es el trabajo el que crea y multiplica la riqueza. El nexo entre Calvinismo y Ciencia, tema de una de las seis conferencias de 1898 dictadas por Abraham Kuyper, teólogo holandés y Primer Ministro de su país, en la Universidad  de Princeton, se puede resumir en dos puntos: 1. El Calvinismo recreó e impulsó el amor por la ciencia. 2. El Calvinismo liberó la ciencia de eslabones no naturales y resolvió el milenario conflicto con la religión.  En suma, el Calvinismo permitió  una nueva visión del mundo, fundada en la creencia que el hombre es el único responsable de su destino sobre la tierra.

El Renacimiento se originó en Italia en los siglos XIV y XV y de allí se extendió a toda Europa, con su mayor apogeo en el Siglo XVI.  Desde antes de la Edad Media se estaba gestando un revolucionario enfoque para la ciencia, fundado en que cualquier hipótesis se debía rechazar o aceptar sólo con la prueba experimental, base del método científico que se impuso de manera definitiva a partir del Renacimiento.

En el Renacimiento de nuevo la ingeniería volvió a ser una profesión respetable, como lo fue en  el Imperio Romano. Los ingenieros renacentistas eran ingenieros militares y civiles, al igual que arquitectos y artistas; entre ellos los más famosos fueron los geniales Galileo,  Miguel Ángel y Leonardo.

Galileo inventó un dispositivo para elevar agua, que le fue patentado por La República de Venecia en 1594. Entre sus aportes científicos se incluyen el  descubrimiento de  la ley fundamental de la caída de los cuerpos y el movimiento armónico del péndulo.

Miguel Ángel terminó la Basílica de San Pedro y construyó fortificaciones militares en Roma y Florencia.

A Leonardo, al igual que a Miguel Ángel, se le conoce mejor por sus logros artísticos. El primero de ellos también acumuló conocimientos avanzados en astronomía, anatomía, aeronáutica, botánica, geología, geografía, genética y física, llegando a anticipar muchos adelantos del futuro, tales como la máquina de vapor, la ametralladora, la cámara oscura, el submarino y el helicóptero.

En el Medievo se empleaban armaduras burdas para soportar los techos que aumentaban el peso  de la estructura sin contribuir a su resistencia, lo que daba muy poca seguridad a las catedrales y otras grandes edificaciones. Se cree que fue Andrea Palladio el primer ingeniero que empezó a  entender el sistema de fuerzas que actúan en las armaduras que conforman los techos, lo que permitió el diseño de estructuras más seguras.

Giovanni Battista della Porta en 1560 fundó en Nápoles la Academia de los Secretos de la Naturaleza, donde se llegó a  centrar la comunicación de los científicos de su tiempo. En 1603 se fundó la Academia Lincea que todavía existe, la cual tuvo a Galileo como uno de sus miembros. La Real Sociedad de Londres se constituyó en 1662; entre sus miembros más famosos tuvo a Boyle, Hooke y Newton. En 1666 se fundó la Academia Francesa y en 1700 la Academia de Berlín.

El concepto del “triángulo de fuerzas", desarrollado por Simón Stevin en Holanda a principios del Siglo XVI, permitió entender cabalmente las fuerzas que actúan en los miembros componentes de las estructuras. A mediados del Siglo XVII Fermat y Descartes descubrieron, de manera independiente, la geometría analítica. En 1711 Leibniz publicó de manera formal en Alemania el descubrimiento del cálculo infinitesimal, la herramienta básica del análisis matemático.  El inglés William Oughtred diseñó en 1622 la primera regla de cálculo, que sobrevivió hasta principios de la década del 60 del siglo pasado, cuando fue desplazada por las calculadoras de bolsillo y los computadores.

En la próxima columna seguiremos hasta terminar con nuestra historia. Lo prometo.

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