EL KÁISER

No ha dejado de ser alemán por los muchos años que lleva entre la belleza del sorprendente París. Nació en Hamburgo, tierra a la que acaba de volver después de muchos años. Y volvió nada menos que con una colección de más de 80 piezas que fueron tan sensacionales que las notas musicales de la Filarmónica del Elba en el recién estrenado edificio del arte de la música en Alemania, fue el templo que lo recibió y le sostuvo los aplausos. Un desfile que desde el año 2012 él viene celebrando muy especialmente en esta época en un país distinto. ¿Recuerdan el recién en Cuba? Ahora lo hizo en su tierra natal. ¿Será esto un presagio de despedida? Rumores han sonado.

Hace sólo unos días sorprendió al mundo con esta colección InStyle, creaciones cargadas de clasicismo y con sólo unos apuntes a la vanguardia. El escenario elegido fue tan suntuoso, en pleno centro del puerto de Hamburgo convertido en pasarela y con la orquesta de fondo que dio lugar a sus diseños inspirados en la cultura alemana de 1960. El accesorio estrella de esta colección fueron la gorras de tweed y de cuero.

Pero lo interesante de este último desfile del Káiser en su tierra natal, fue que se le vio emocionado. Aquí en Hamburgo en donde empezó todo hace 84 años.

Lo valioso es que este hombre que nunca dice su edad, que nunca se quita los lentes que cubren sus ojos, que nunca se quita los guantes estilo mitones, que lleva siempre las cadenas de la Coco, sus zapatos rígidos estilo botas, como fuerzas de elegante ejército, que peina su blanca cabellera en una cola sencilla y que poco sonríe. Tiene el gran mérito de ser fiel a esa mujer que también fue un genio de la aguja, la que liberó a la mujer en su dependencia del hombre, la famosísima Mademoiselle Chanel. Fiel a su filosofía desde el año 1983 cuando se hace responsable de las ocho colecciones al año, todas en alta costura, todas protegidas por laboriosas manos de pequeñas manufacturas parisinas que gracias a él siguen existiendo. Él mantiene las raíces de la casa tan en alto e importante como conquistar al nuevo público y ser la referencia del lujo entre las nuevas generaciones.

Lagerfeld transforma cada colección como una historia vivida, igual en cada pasada hay un recuerdo de la señora Coco, porque ese “tweed” que tanto trabajó ella, él lo puede poner en acrílicos, en lurex, en lana, en el tradicional blanco y negro o en los acuáticos verdes y azules con detalles metalizados propuestos para la temporada de primavera-verano 2018 en donde trabajó con un escenario de frondosa selva tropical en donde una inmensa pared de cascada de agua sorprendía tanto, como cada prenda que pasaba a ojos de los asistentes invitados. Para él no hay límites en su puesta en escena: palacios, teatros, parques, hoteles…todo dentro del esplendor del lujo como si allí en primera fila su invitada de honor fuera la mismísima mujer que vistió de masculino, que fumaba en pitilleras que amaba las camelias blancas y que sus muchas vueltas al cuello de perlas legítima le daban el toque de mujer única: Gabrielle Chanel, Mademoiselle Chanel. 

KARL LAGERFELD

Nació hace 84 años en Hamburgo, Alemania. Llegó a París a la edad de 14 años y a la edad de 16 años ya trabajaba con Balmain, luego con Chloé, con Fendi y en 1984 toma la responsabilidad de la Casa Chanel. Es pura alta costura, es innovación, es un maravilloso fotógrafo y además con sus diseños puede hablar de personajes que algo le inspiran en burla o admiración. Es un genio de la costura, un tesoro existente de la moda.