El trasegar de los humanos por el planeta, está lleno de vicisitudes. El camino no es precisamente un sendero de rosas, pero muchas de las veces, los humanos nos las sabemos complicar, pues luego de dar algunos pasos hacia adelante, salimos con las sorpresas de desandar los pasos y perder así el tiempo y la experiencia invertidos y adquiridos, en el entendido que cada cual, ve la realidad y se aproxima a ella, de acuerdo con sus intereses. Por lo tanto, los comentarios y reflexiones que vamos a plantear son obviamente, subjetivos.Después de varios decenios de ser declarada como Museo y además Patrimonio de la Humanidad, y después de haber sido aceptadas estas condiciones por todas las religiones interesadas, el controvertido gobierno turco de Erdogan, declara que Santa Sofía (Aya Sofya) en Estambul, vuelve a ser mezquita después de 86 años, volviendo a alborotar el avispero de los fanáticos de todas las religiones, fanatismo que siempre ha estado ahí y que no requiere sino de una buena excusa para explotar. La buena excusa está servida. ¡Amanecerá y veremos!En lo local, la nueva Constitución Política abrió la posibilidad de la dosis mínima de consumo de marihuana, el actual gobierno la frena a través del nuevo Código de Policía y hoy los altos tribunales vuelven a aceptarla. ¡Qué pérdida de tiempo y qué falta de sindéresis!Se anuncia por parte de EPM que su planta piloto Jepírachi en la Guajira, funcionará hasta el 2023, noticia, que nos deja apesadumbrados, ya que la energía eólica es una de las mejores alternativas para la producción de energía limpia. Razones técnicas y financieras debe tener EPM para tomar esta decisión que esperamos sea compensada con el montaje de un nuevo campo eólico ya no como piloto, si no como planta de producción de energía limpia en propiedad.Como periódicamente sucede, el actual contralor general de la Nación recorre el país “descubriendo” elefantes blancos, es decir, obras inconclusas que están ahí, a los ojos de todo el mundo, sin que hasta el presente se hayan tomado las medidas y las acciones necesarias para culminarlas, que sería lo obvio, o para tumbarlas.Debería existir un punto dentro de un Plan de Desarrollo serio, para destinar los recursos necesarios para que este tema sea resuelto y obviamente los responsables asuman las responsabilidades de todo orden que les competan. No es suficiente la alharaca mediática, si no se toman las decisiones apropiadas y oportunas dentro de la extemporaneidad.Un ir y venir de discursos se pronuncian por kilómetros, alrededor del problema de la deforestación y de los programas de reforestación. Lo cierto es que a la fecha no hay un control efectivo contra la deforestación generada por parte de cualquiera de los varios actores involucrados que la provocan, como tampoco un proyecto serio y continuado para recuperar y ampliar la extensión forestal en el país.Ojalá aprovechemos la nueva producción de nuestro grande Carlos Vives, CUMBIANA, para volver los ojos hacia la Ciénaga Grande de Santa Marta y hacer lo que haya que hacer para intervenir las infraestructuras viales mal diseñadas y volver a permitir mediante obras apropiadas, la circulación de las aguas del mar y del Magdalena para que renazcan los manglares y reviva ese maravilloso ecosistema destruido por imbéciles.Por último, ya aparecen las pilatunas legales para evitar o demorar la demolición del Edificio Aquarela construido cerca al Castillo de San Felipe en Cartagena, el cual no debió haber recibido nunca licencia de construcción, entregada en su momento por otros imbéciles. Ya la UNESCO dio como plazo hasta el 2021 para que la construcción sea demolida, o sino Cartagena y Colombia perderán la calidad de Patrimonio de la Humanidad que hoy posee el Castillo de San Felipe.Excelente el programa que ha emprendido la Alcaldía de Medellín para aprovechar estos nuevos días de cuarentena para intervenir zonas en estado de deterioro y recuperar el espacio público que se había perdido. Las acciones inicialmente emprendidas en los sectores de La Bayadera y el Sagrado Corazón o Barrio Triste, son ejemplarizantes y deben servir de estímulo y de ejemplo para intervenir otras zonas en franco deterioro. ¡BRAVO!Como una cosa es planear y otra planificar, y otra cosa es no planear y no planificar, es prudente que aquellas construcciones de vivienda subsidiada que se entregan en obra negra después de muchos trámites y una alta dosis de paciencia por parte de los beneficiados, -que en la mayoría de los casos se originan por una tragedia previa como un derrumbe, una inundación, un incendio, un temblor u otra calamidad-, sean dotados de los servicios públicos elementales, entre ellos, ya no como cosa marginal, sino estructural, la conexión a INTERNET. Pongo como ejemplo la urbanización La Cabañita en San Cristóbal, una Unidad de 9 bloques de 6 pisos ocupada recientemente por sus nuevos dueños, un poco más de 50 familias cuyos niños no tendrán como acceder a la educación virtual forzada, a la cual nos tiene sometida la bendita pandemia.NOTA 1: Mi completa solidaridad con el Señor Gobernador Aníbal Gaviria Correa y su distinguida familia.NOTA 2: Mis agradecimientos a la casa EL MUNDO por haberme permitido comunicarme con ustedes a través de las 900 columnas que ajustamos hoy y que coinciden con la suspensión de actividades para el Periódico y mil gracias a ustedes por tomarse el tiempo para leer esta Columna de Opinión.Es un golpe duro para el fortalecimiento democrático y para el ejercicio de la pluralidad y la tolerancia, pero esta es la realidad que nos corresponde enfrentar, en un país como el nuestro. Una última invitación, a que vayamos siempre, con prudente optimismo, ¡DE CARA AL PORVENIR!
Puede ser que algunos de los escritorios en los que nos sentábamos quienes trabajamos en el Periódico EL MUNDO hayan estado ahí desde siempre, desde que lo crearon, a finales de la década de 1970. Sí, caminar hoy por su sala de redacción es como si se apreciara una instalación de Doris Salcedo, la melancolía de esos muebles parece decir que se apaga un sueño que comenzó el 20 de abril de 1979, cuando empezó a circular en Antioquia un diario con ideas fundamentales, como la de la libertad. Esa libertad no podía escapar de la cultura. EL MUNDO fue pilar del inicio de proyectos culturales que transformarían la vida de la ciudad, del departamento y del país. Basta con entrar al Archivo, buscar los folios del Pequeño Teatro, el Matacandelas, el Taller de Artes, La Fanfarria y darse cuenta cómo el Periódico de logo rojo, liberal, entrevistó a miles de artistas, entonces emergentes, creyendo en que nuestra realidad podría existir un sector cultural que se hiciera preguntas importantes.Lea también: Un sector que sigue sacando el sombreroAna María Cano, quien después fundaría La Hoja de Medellín, fue la primera periodista cultural de EL MUNDO. Después la reemplazó Ana Piedad Jaramillo, directora de los Eventos del Libro y exdirectora del Museo de Antioquia y el Teatro Colón. Vino entonces el tiempo de Maryluz Vallejo, hoy doctora en Ciencias de la Información, profesora Titular de Tiempo Completo del Departamento de Comunicación y jurado del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar este 2020. Cuenta Carmen Vásquez, periodista de moda, que cuando Darío Arizmendi era el director de EL MUNDO le dio a cada una su “reino”, le dijo a la periodista cultural que ella se encargara de lo artístico, mientras a Vásquez la mandó a los cocteles, a buscar a la “gente linda”, le permitió tener la primera página exclusiva de moda en estas tierras, guiado en lo que hacía la Revista Hola en España, para que así estuviera clarísimo qué era cultura, qué era entretenimiento, qué era moda y qué era sociedad.Desde sus inicios, EL MUNDO dedicó páginas enteras a la agenda cultural, que eran las más difíciles de editar, porque tenían la agenda de cine, la de teatro, los conciertos, los recitales, las presentaciones de libros, todo, independiente de los artículos periodísticos de una y dos páginas que hacía la sección de cultura.Antes de que su experticia fuera el periodismo político y de opinión, Luz María Tobón, directora de EL MUNDO, fue periodista cultural. Todavía tiene en su oficina una foto de su entrevista a un joven Fernando Botero. Ella, de mamá artista, de familia siempre amante de la cultura, defendió el periodismo cultural hasta el cierre, influyendo, de alguna manera, en que siguiera con cada cambio de dirección. Con la llegada de don Guillermo Gaviria Echeverri, quien respetó lo que hacía el Periódico en este campo, se dio vía libre a que ese saber no se apagara.Nombres como el de Pilar Velilla, exdirectora del Jardín Botánico y el Museo de Antioquia; María del Rosario Escobar, exsecretaria de Cultura Ciudadana de Medellín y actual directora del Museo de Antioquia; la maestra Patricia Nieto, quien guía la Editorial Universidad de Antioquia y es docente de la Alma Mater; o el crítico de cine Pedro Adrián Zuluaga, escribieron una historia cada día, por varios años, en la redacción de EL MUNDO, cubriendo cultura.El Mundo Semanal, el Imaginario y Palabra&Obra fueron los tres suplementos culturales que dijeron cosas muy importantes a la ciudad, al país. Óscar Valencia, jefe de diseño de EL MUNDO, contaba que Imaginario fue osado, despertando muchas molestias en algunos “paisas de Medellín”, cuando su editora puso en la portada la foto de dos hombres homosexuales, desnudos, después de una Marcha del Orgullo. Sus contenidos hablaban de la cultura como lo que somos, reflexionaban sobre la ciudadanía cultural. Palabra&Obra, por su parte, buscaba hacer reportajes de largo aliento con personajes que se destacaban en el campo cultural, teniendo en su portada a importantes creadores como Débora Arango, Gilberto Martínez, Víctor Gaviria, Fernando Botero, Félix Ángel, Cristóbal Peláez, Beatriz González, Alberto Sierra, Antonio Caro, Dora Ramírez, Leonardo Padura, René Uribe Ferrer, entre muchos otros. Una vez, el artista Richard McGuire, reconocido por ilustrar publicaciones como The New Yorker, nos hizo el honor de hacernos una edición especial de Palabra&Obra. Publicamos un especial completo sobre la salvaguarda del patrimonio de Frida Kahlo y Diego Rivera, hecho en Ciudad de México, analizamos muchas veces lo que hacían en el Ministerio de Cultura, cubrimos la Bienal de Venecia, la Feria Internacional de Arte de Madrid (España), Artbo, el Salón Nacional de Artistas, el MDE, la Fiesta de las Artes Escénicas, el Festival de Tango, los diez años de la Fiesta del Libro con edición especial, siempre estuvimos ahí, en cada evento, en cada lanzamiento, en cada nacimiento.Y cometimos errores, muchos, porque EL MUNDO siempre fue una escuela de periodismo cultural. Cómo les parece que una vez, matamos a alguien que revivió. Olga Elena Mattei estuvo muerta durante unos minutos, nos llamaron directamente desde la clínica a contarnos tal suceso. Lloramos, planeamos un especial, llamamos a Héctor Abad Faciolince, él nos dio su declaración sobre la importancia de Mattei para la literatura nacional y corrió a publicar en su Twitter que había muerto.Hasta que, de esas cosas que pasan, los médicos la revivieron, la reanimaron y no se murió. Desde entonces, Faciolince ha sido muy lejano. Es que en el Código Caracol, María Lucía Fernández publicó lo que pasó, en la edición de las 7:00 de la noche: “la inmediatez de las redes sociales le jugó una mala pasada al escritor Héctor Abad Faciolince”. Casi nos ahorca, publicó en su cuenta en esa red: “serán imbéciles los de EL MUNDO”...Vale la pena decir que defendimos causas importantes. Hay que agradecerle a Irene Gaviria y Luz María Tobón que nos permitieron ser autónomos en el contenido cultural. Fuimos nosotros quienes cuestionamos el cambio de vestido que les hicieron a los Silleteros, desconociendo que eran un patrimonio, con lo que hubo polémica nacional, cuando Aníbal Gaviria era el alcalde. No nos censuraron.Fuimos nosotros quienes iniciamos a hablar de los “hipster”, cuando todavía esa manifestación cultural era bastante desconocida.Gritamos duro con investigaciones. Nosotros nos dimos cuenta de que las Bibliotecas Públicas de Medellín habían sido cerradas por el gobierno de Federico Gutiérrez, desconociendo su importancia en la transformación social, con la excusa de ahorrar recursos del presupuesto público. Vaya error de visión política, por eso insistimos con varios artículos en que los Parques Bibliotecas eran la opción que tenía un niño de cualquier comuna de no caer en las redes de tráfico, su puerta de escape muchas veces a la violencia física y sexual. Incomodamos a Sergio Fajardo sobre la responsabilidad en las fallas en la fachada de la Biblioteca España, tanto que salió en portada diciendo “voy a hablar de la Biblioteca España, cuando yo quiera”, los memes no se hicieron esperar en las redes sociales.Cuando iban a sacar al maestro Alberto Correa de la Filarmónica, nosotros lo contamos. Insistimos en que el presupuesto para cultura siempre debía subir en el gobierno nacional, el departamental y el local. Y, sobre todo, le dimos voz a un sector que no encontraba en otros medios un espacio que valorara sus obras, que escuchara sus demandas, que necesitaba, en pleno siglo XXI, más que nunca, una presencia en la agenda pública.EL MUNDO insistió en la importancia de la formación artística para la infancia. Con su proyecto Educar Mientras se Informa y su Concurso Personitas de Colores, invitó a que los niños pintaran sus sueños. Otra cosa que hizo fue premiar con el Mundo de Oro a quienes durante decenios trabajaron por el sector, entre los ganadores estuvieron Graciliano Arcila Vélez, la Emisora HJCK de Bogotá, Guillermo Abadía Morales, Fanny Mickey, la Orquesta Sinfónica de Antioquia, la Cámara de Comercio de Medellín, la Biblioteca Pública Pilotoy la Emisora Cultural de la Universidad de Antioquia, Débora Arango, la Biblioteca Central de la Universidad de Antioquia, Carlos Castro Saavedra, el Instituto de Integración Cultural Quirama, Luis Alberto Correa, Rafael Sáenz Moreno, el Museo de Arte Moderno de Medellín, Luis Alberto Álvarez y la maestra Cecilia Espinosa, su última galardonada.En los comités de redacción, muchas veces nos peleamos con quienes nos preguntaban “y ese, ¿a quién le ha ganado?”, poniendo en duda la idoneidad de los artistas emergentes, peleamos por ellos como el futuro del sector y del arte nacional. La cultura también era un tema para abrir el Periódico, nosotros le dimos la portada al Salón Nacional de Artistas, cuando volvió a Medellín, en su edición 43. Juliana Restrepo y Jaime Cerón, sus directores, llegaron con la edición impresa de EL MUNDO a la apertura de aquel certamen, que durante sus tres meses contó con un cubrimiento diario, detallado, sobre lo que intentaban decir los curadores, que propusieron como tema el oxímoron “Saber-desconocer”.Cuando la notoriedad no abarcaba la obra de Pablo Montoya, cuando parecía que a la crítica local y nacional le faltaba creen en tal talento, nosotros reseñamos su Tríptico de la infamia, sin necesitar que el Premio Rómulo Gallegos nos validara lo grande el autor, porque pudimos verlo.Le puede interesar: ¿Seguro les hace falta la crítica?Que sea el momento para decirles gracias a los cientos de artistas, gestores, investigadores, profesores, curadores, comunicadores y colegas que nos buscaron para pedirnos una opinión, para ofrecernos sus contenidos, así como para criticarnos. Aprendimos juntos, crecimos juntos, hicimos historia juntos.EL MUNDO fue y será la casa de la cultura de Medellín, como quedará para la historia en su archivo, porque aquí pasaron hitos como que Gabriel García Márquez quisiera que la redacción del medio que soñó fundar se pareciera a la del diario liberal de Medellín, donde estuvo dando talleres y compartiendo con los periodistas.Gracias, EL MUNDO, gracias porque nos dejaste soñar que esa utopía que adoptamos, la de cambiar el mundo haciendo periodismo cultural, podía ser posible.
Con todo respeto, no comparto el criterio de quienes han venido criticando a la Corte Constitucional por haber declarado la inexequibilidad del Decreto Legislativo 580 de 2020, por el cual se dictaban medidas en materia de los servicios públicos de acueducto, alcantarillado y aseo, por el motivo que condujo a la adopción del fallo y que también expuso la Secretaria Jurídica de la Presidencia de la República: aunque, según el comunicado de la Corte, se dictó y promulgó en desarrollo del Estado de Emergencia Económica, Social y Ecológica, se expidió dentro del término de vigencia del estado de excepción y se encuentra brevemente motivado y lleva la firma del Presidente de la República, no fue suscrito por todos los ministros del despacho. Faltaron las firmas de los ministros de Salud –lo cual llama la atención en cuanto la emergencia fue provocada por la pandemia- y de Ciencia y Tecnología.Lea también: Cumplir la ConstituciónComo señala la providencia,” el mandato constitucional referente a que los ministros suscriban los decretos legislativos que se expiden en virtud del estado de emergencia económica, social y ecológica constituye una condición indispensable de validez de dichas normas, en la medida en que con este se garantiza, el principio democrático, durante el estado de excepción, pues se contrarresta el déficit de deliberación y se limita la facultad discrecional del presidente”.La exigencia constitucional de que estos decretos, además de las firmas del presidente, lleven las de los ministros –todos- no corresponde simplemente a un requisito de forma y sin mayor trascendencia. Por una parte, cuando hablamos de los estados de excepción –entre ellos el de emergencia- aludimos al ejercicio de una potestad extraordinaria del Ejecutivo, que normalmente no tiene a cargo la función de expedir las leyes –atribución que, por cláusula general de competencia, corresponde al Congreso-. Por otro lado, la Constitución es clara cuando expresa (art. 115) que las firmas de los ministros en los decretos los comprometen y por medio de ellas asumen una responsabilidad por las medidas y decisiones que adopta el Gobierno Nacional. Y, además, las normas superiores relativas a los estados de excepción exigen expresamente “las firmas de todos los ministros” y subrayan su responsabilidad. El 215, para el caso del Estado de Emergencia Económica, Social, Ecológica o por calamidad pública, estatuye: “El Presidente de la República y los ministros serán responsables cuando declaren el Estado de Emergencia sin haberse presentado alguna de las circunstancias previstas en el inciso primero, y lo serán también por cualquier abuso cometido en el ejercicio de las facultades que la Constitución otorga al Gobierno durante la emergencia”.Le puede interesar: Sobre las sesiones virtualesDe manera que no estamos ante un mero formalismo. Ni se puede sindicar a la Corte Constitucional de haber sacrificado el fondo de la medida en aras de la forma, o de no haber hecho prevalecer el derecho sustancial, como lo exige el artículo 228 de la Carta. Ella tiene a cargo la guarda de la integridad y supremacía de la Constitución, que exigió, en estados de excepción, las firmas “de todos” los ministros, no de algunos.Y el vicio no era subsanable, toda vez que al momento del fallo el decreto ya había sido promulgado y había entrado a producir efectos. En estas materias no se puede improvisar.
Duele la desaparición de EL MUNDO, después de más de 40 años de actividad ininterrumpida, con periodismo de calidad informativa y pluralidad de opinión. Desde hace dos años, cuando la publicación impresa diaria le dio paso a una semanal, el diario quedó herido de muerte porque había perdido su esencia. La desaparición de los periódicos impresos es una de las consecuencias nefastas de llamada revolución digital; nefasta porque los ha destruido sin sustituirlos por nada mejor.Lea también: Harry Sasson, la renta del suelo y las sopas MaggiLa prensa impresa, que resistió los embates de la radio y la televisión, agoniza en todos los países. Se cuentan por centenas los diarios desaparecidos y los que subsisten lo hacen en formatos cada vez más escuálidos y pobres en contenido. Sin la palabra impresa, la fuerza de la vieja sentencia, “lo escrito, escrito está”, se desvanece y con ella las exigencias del rigor informativo y de la clara separación entre la opinión y la noticia.Estas dos fueron las características señeras de EL MUNDO que nunca ocultó su carácter de diario liberal militante, pero abierto siempre a una amplia diversidad de opiniones, tanto en la época de Don Guillermo Gaviria, como en los últimos años bajo la orientación de su hija Irene y de mi querida amiga Luz María Tobón.El de Don Guillermo fue un liberalismo doctrinario, más bien clásico, cuya orientación intervencionista no lo apartó nunca de la defensa de la iniciativa privada como fundamento de la actividad económica en una sociedad verdaderamente libre. Por supuesto que, como periodista, fue también un liberal en el sentido partidista, aunque, el gran hacedor de empresas que fue, seguramente se habría sentido contrariado por la orientación anti-empresarial que aqueja a sectores amplios del que fue siempre su partido.Quizás a causa de la bancarrota ideológica del Partido Liberal, el liberalismo de EL MUNDO de los últimos años perdió su matiz partidista y se hizo más conceptual y de principios, buscando irradiar los valores de la democracia liberal y la iniciativa privada con responsabilidad social a las gentes de todos los partidos y la sociedad entera.Esa defensa de la democracia liberal se expresó en sus cuestionamientos al proceso de paz por su indiferencia frente a las víctimas de la Farc y las grandes concesiones hechas a lo que no era más que organización criminal que no representaba a nadie, como quedó en evidencia con las paupérrimas votaciones recibidas en las dos elecciones en las que ha participado.Su reconocimiento de la iniciativa privada como fundamento de la actividad económica y de la creación de riqueza, se manifestó recientemente en su insistente reclamo de la reactivación de la economía acompañada de la flexibilización de la contratación laboral.Pero quizás la más firme posición de EL MUNDO en los últimos años fue su incansable y persistente reclamo al gobierno a cumplir su misión fundamental de proteger la vida de los ciudadanos. No importa lo que el gobierno haga en cualquier ámbito, si no protege la vida de las personas está incumpliendo gravemente su obligación constitucional y lo que es en definitiva su razón de ser.Muchos años atrás, cuando, por incompatibilidad con mi actividad profesional, decliné la invitación que me hiciera a escribir en el periódico que acababa de adquirir, Don Guillermo, insistente, me dijo que escribir en EL MUNDO sería un honor.Le puede interesar: Una propuesta ilegal, inconveniente y peligrosa, pero imparableHace algunos años, por invitación de Luz María Tobón, EL MUNDO acogió generosamente mis artículos. Me sentí cómodo y complacido de hacer parte de tan noble empresa periodística y muy honrado, como había anticipado Don Guillermo.
Hoy he recibido la noticia: EL MUNDO, después de una tarea periodística de 41 años, ha decidido cerrar su fase de periodismo impreso. El entorno es cambiante, la evolución de hechos, tecnologías, épocas, conduce a decisiones y nuevas direcciones en los caminos que nos presentan horizontes distintos y nos hacen dejar atrás paisajes familiares a los cuales habíamos tomado un cariño como el del poeta cartagenero a los zapatos viejos. Algo diferente se abre en las perspectivas del futuro inmediato. Mis mejores deseos para FundaMundo, para la querida y admirada familia Gaviria Correa, y para la buena ventura de sus proyectos y su liderazgo, siempre inspirados en el bien para la comunidad y para Antioquia. Algunos de estos cambios son dolorosos, como lo es, en lo personal, este: se trata de una pérdida para el periodismo escrito en la región, y en Colombia. Pero EL MUNDO cierra este ciclo, como lo manifiesta su directora Luz María Tobón Vallejo, con la satisfacción del deber cumplido.Lea también: Alatriste: la punta de su espadaTermina para Antioquia una tribuna de decencia, de buen periodismo, de compromiso con la verdad. Se culmina la etapa de un esfuerzo colosal en pro de los intereses sanos de nuestro departamento, pionero para Colombia en tantos aspectos de progreso, de desarrollo, de apertura al futuro. EL MUNDO ha cumplido y constituye un gran honor ser parte, modesta y pequeña, de esta locomotora de la honradez y de la opinión crítica y creadora.Después de escribir la columna “Vestigium” durante veinte años -un total de 492 columnas, de periodicidad quincenal, casi ininterrumpidamente- vienen a mi teclado unas palabras que no puedo evitar, pues las asocio necesariamente a esta tribuna periodística: agradecimiento, aprendizaje, disciplina, creatividad.Cada uno de mis textos fue acogido respetuosamente por parte de los editores y de la dirección en estos años. Nunca he recibido la más mínima interferencia respecto a los temas y enfoques para los cuales con total libertad se me ha cedido el espacio. Siempre he sentido la presencia viva y efectiva de un genuino respeto por el diálogo inteligente, por el ir y venir de ideas ordenadas y rigurosas, expresadas dentro del marco de la consideración hacia la verdad y hacia el lector como un interlocutor merecedor de un trato digno y humanizante. Por parte de la dirección del periódico siempre recibí palabras de aliento, de buen criterio, de magnífica atmósfera de ejercicio de la inteligencia.Escribir Vestigium, con la variedad de tonalidades presentes en el entorno de las realidades contemporáneas, fue un hábito de disciplina, de investigación, de contrastes, de búsqueda de fuentes verificables. Una tarea constante de enriquecimiento y educación personal que tuvo que pasar por el tamiz del lector crítico y exigente, a quien también debo expresar agradecimiento. Mi padre, Hernán Gómez Atehortúa, fue el mejor lector, crítico y corrector que tuve. También asumí una tarea constante de aprendizaje en cuestiones de estilo y de forma periodística. No puedo olvidar las didácticas exposiciones de Arturo Giraldo Sánchez.Un “Vestigium” es la señal, la huella, la marca que deja el pie de un viajero sobre el camino. Hay algo relacionado con la memoria, con el registro de los datos de alguien que ha pasado por un lugar y ha dejado su impronta. Es el indicio de que por allí ha estado un “homo viator”: un viajero, frágil, perecedero, fugaz. Es también el rastro de un caminante que se esfuerza por perfeccionarse en una tarea que se ha impuesto. También el investigador es un sujeto que anda tras las huellas; la realidad -variada y múltiple- ofrece ante sus ojos algunas facetas, y es su tarea, la del investigador, hallar la parte de verdad que está inscrita en esas huellas. Para mí ha sido culminación de un rasgo esencial de mi vida: la búsqueda de explicaciones a las cosas que pasan, y de las cuales apenas tengo un entendimiento parcial en un entorno de asombro constante, infinito, inacabable. Mis columnas fueron posibles por aquella conversación inicial con Luz María Tobón Vallejo, cuando acogió, con tolerancia y generosidad, mis imperfectos intentos de practicar el arte de la columna.Le puede interesar: Incertidumbres y certezasTodos somos viajeros. También las instituciones dejan su huella: EL MUNDO deja un vestigio, una huella de decencia, de amistad, de buena escuela periodística: mi abrazo y mi voz de agradecimiento.
Sorprendente la anticipación del futuro que se da en algunos grandes escritores. A Evelyn Waugh (1903-1966), católico, tradicionalista, conservador y anglocéntrico, la II Guerra Mundial amargó su pluma, antes la más incisiva e hilarante, para contemplar con el futuro posterior a la contienda. Acercándose a la cuarentena dejó atrás mujer y siete hijos y se enroló to serve King and Country, hasta llegar al grado de capitán, sirviendo en distintos frentes. Pronto se desengañaría viendo cómo su país, al aliarse con Stalin, se contaminaba y deshonraba hasta consentir la entrega de media Europa a la barbarie comunista, que presenció y denunció, sin el menor eco en Londres, mientras Yugoslavia caía en poder de Tito. Ese desaliento, que se reflejará en su extraordinaria trilogía sobre la guerra (Men and Arms, 1952; Officers and Gentlemen, 1955, e Unconditional Surrender, 1961), ya se había manifestado antes en dos cortas novelas pesimistas escritas en 1947, Scott-King Modern Europe y Love among the Ruins, a Romance of the near Future. Esta última narra la vida en un entorno igualitario y plebeyo, sin religión, familia, educación, cultura, sin libertad individual ni refinamiento social, tan gris e inútil como el que luego, en 1949, describiera George Orwell en “1984”.Lea también: Control social allá y acá En ese entorno sombrío, aburridísimo, futurista y socialista, los que superan cierto límite de edad se presentan voluntariamente al Departamento de Eutanasia —con frecuencia en huelga—, para hacer la correspondiente cola. Con no disimulada alegría el autor ve llegar allí a dos poetastros mamertos, Parsnip y Pimpernell (Apio y Pamplinas), que en varias de sus novelas representan nada menos que a W.H. Auden y a Christopher Isherwood. Ahora bien, en el nuevo orden mundial sobran los niños y los viejos. A los primeros no se les permite llegar a nacer y a los ancianos recalcitrantes se los habrá de eliminar. Ya en muchos países, los viejos temen al hospital tanto o más que a la enfermedad. Christine Lagarde, exitosa comisionista de equipos militares y política benefactora de demandantes del Estado francés, en 2012, siendo directora del FMI (ahora preside el Banco Central Europeo), se hizo mundialmente famosa cuando dijo: “Los ancianos viven demasiado y esto es un riesgo para la economía global. Tenemos que hacer algo, y ya”, para proponer a continuación el recorte de pensiones y el retraso en la edad de jubilación, con el propósito de “mitigar así el riesgo de longevidad, que constituye un gasto enorme para el gobierno, las aseguradoras y los particulares”. Cuando Mme. Lagarde expresaba eufemísticamente sus verdaderas intenciones, apenas frisaba en los 56 años, pero ya carecía de todo atractivo físico (si es que alguna vez lo tuvo) y no parecía preocuparle la llegada a la vejez. ¡Al fin y al cabo, eso que decía era para los pobres! ¡Ni ella ni Soros —gran promotor de la eutanasia, que ahora tiene 88 años— causarán erogaciones al Estado ni a las compañías de seguros!La franqueza de Mme. Lagarde es de admirar, porque eso lo piensan muchos pero pocos lo expresan como ella, o el primer ministro japonés de la época, Taro Aso, que se apresuró a secundarla, porque su país, el más envejecido y menos fértil del mundo, también se preocupa por los costes y riesgos de la longevidad. Y en Colombia, mediante un recurso literario, plagiando y parodiando a Swift, Alejandro Gaviria, ladino y cínico, revela las medidas urgentes para la exterminación de los ancianos (El Espectador, 15-IV-2012). Más tarde y afortunadamente, el sistema de salud, que encabezaba como ministro del ramo, no lo privó de los costosos tratamientos oncológicos que lo angustiaban como economista.Una cosa es la eutanasia, que al fin y al cabo es un suicidio asistido e indoloro, y otra la mistanasia —del griego mys =infeliz, horrible, y thánatos= muerte--, porque así es la que se propina al anciano sin tener en cuenta su voluntad, y que lo priva de la compañía final de sus seres queridos, de asistencia espiritual y ritos funerarios, como viene ocurriendo en estos días del covid-19. ¡Poco consuelo es saber que, tan pronto se manifiestan los síntomas, le aplican un poderoso sedante, para que muera pronto y sin dolor! Le puede interesar: Corrupción y longanizaEn efecto, en varios países europeos, muy especialmente en Bélgica, pero también en Suecia, Alemania, Gran Bretaña, España e Italia, cerca del 50 % de las muertes por covid-19 contabilizadas han tenido lugar en los geriátricos. Así no se congestionaron las famosas uci ni las máquinas respiratorias. No es extraña esta coincidencia, si consideramos lo que significa vivir (y morir) en la sociedad postcristiana, conmovida por los ingentes gastos que ocasionan los viejos al Estado-providencia en sus últimos años, que deben ser bien pocos, para lograr la reducción de costos en la seguridad social, así esos individuos hayan cotizado toda su vida. Al otro lado del Atlántico, tanto el gobernador Cuomo como el alcalde De Blasio —que parecen clones de Gustavo Petro— han sido acusados de gerontocidio. El primero de ellos trasladó unos 4.300 infectados de coronavirus a ancianatos, probablemente para no congestionar los hospitales. En estos terribles días hemos oído elogiar la selección adversa, que exige descartar la atención a los viejos, con el fin de mantener las uci expeditas para cuando lleguen los menores de cierta edad (¿cuál?).Se me ocurre, entonces, pensar que es posible que salgamos de esta pandemia hacia un mundo diferente, el de la más plena racionalidad económica, donde se hayan abolido los últimos vestigios del Cristianismo y de aquello que llamábamos “filosofía perenne”, que se inició en la bulliciosa ágora con Sócrates, un viejo sofista improductivo, como los que a la veterana Mme. Lagarde le parecen desechables.
¿Dulcecito o dulcesito?La construcción de estos diminutivos causa muchas dudas, aunque la norma es de las más sencillas del sistema ortográfico del castellano/español. Miren: el elemento que agregamos al final de una palabra para cambiar su sentido se llama sufijo (¿recuerdan?: prefijos, interfijos y sufijos). Este sufijo que usamos para formar diminutos se escribe con ce: “-ito” se convierte en “-ecito”, “-ececito” o “-cito”.Pero si la base, es decir, aquella parte de la palabra que no cambia, tiene la consonante ese, lo que hacemos es agregar el sufijo “-ito”: oso se convierte en osito, casa en casita, cosa en cosita, porque la otra opción, incorrecta por supuesta, sería, por ejemplo, “cascita”, y no, no funciona así.Lea también: ¿Ultimadamente o últimamente?Ahora, piensen en esto: ¿cómo formarían el diminutivo de clase? Pronuncien el diminutivo. ¿Ya? Notaron que la palabra no sufre ningún cambio y que se le agrega “-cita”. ¿Qué queda?: clasecita. Es muy diferente al caso de osito, que la forman “os” más “-ito”, mientras que a clasecita la forman “clase” más “cita”.De esas que casi nunca usamosFlamear. No es tan tan rara porque usamos palabras como flama o inflamable. Este verbo viene de la palabra latina flamma, que significa “llama”, por eso tenemos la ya citada flama (que puede significar “llama” o “reflejo que la llama produce”), y también por eso inflamable es aquello que se enciende con facilidad y causa, por lo tanto, llamas. ¿Pero qué es flamear? Pues puede ser “echarle” llamas a un alimento usando licor. Puede ser, también, “echarle” fuego a un animal muerto para acabar de quitarle las plumas o los pelos, según sea la especie. O quemar la superficie, por ejemplo, de un recipiente para esterilizarlo.Pero también tiene un significado sin fuego: “Dicho de una bandera: Ondear movida por el viento, sin llegar a desplegarse enteramente” (imagínense una bandera colgada en un barco).
Santa Elena, conocida por ser el lugar donde murió Napoleón Bonaparte y por su posición geográfica que la ubica como una de las islas más remotas del mundo, recibió este sábado su primer vuelo comercial, operado por la aerolínea sudafricana Airlink.La isla perteneciente a Reino Unido, está ubicada en medio del océano Atlántico, a unos 1.800 kilómetros de la costa de Angola y 4.000 de Río de Janeiro y hasta ahora sólo estaba comunicada por un buque que la visitaba una vez cada tres semanas.Airlink dispondrá de un vuelo semanal, cada sábado, desde Johannesburgo y Ciudad del Cabo, con escala en Windhoek (Namibia), con precios que oscilarán entre los 904 y los 1.783 euros.Lea también:Avión de Türkish Airlines no despegó en aeropuerto alemán por amenazaEste primer vuelo supone la inauguración del aeropuerto internacional de la isla, considerado por los medios británicos como 'el más inútil del mundo', en parte debido a su costo, de unos 320 millones de euros.En la página promocional de la recién inaugurada línea, Airlink asegura que Santa Elena es un destino ideal por su 'abundancia de flora y fauna', y destaca la 'oportunidad de nadar con tiburones ballena' y la posibilidad de inmersión 'en el capítulo final de Napoleón que ofrece este paraíso subtropical'.
Suky Morgan: Buenos días, Juan David. Tengo una inquietud acerca del uso de la palabra “romboy”/“rompoy”. ¿Está muy mal dicho?En algunas regiones de Colombia, Antioquia entre ellas, es muy usada la palabra “rompoi”, que tiene su origen en la inglesa round point. Es inglesa la palabra e inglés el invento porque aunque en Estados Unidos había un par de vías circulares antes de la invención de estas construcciones, la primera glorieta, tal y como hoy las vemos, fue construida en Inglaterra. Y miren que uso la palabra glorieta, que nos llegó del francés. Otra de las nuestras es rotonda, que nos llegó del italiano.Ahora: ¿es incorrecto decir rompoi/rompoy o romboi/romboy? Puedo decirles que el Diccionario de la lengua española no incluye ninguna de estas. El Diccionario de americanismo solo tiene la palabra romboi. Entonces, les dejo dos ideas: es natural que un idioma alimente al otro, especialmente un idioma cuya cultura inventa artefactos, estructuras y cualquier cosa que haga la vida más “cómoda”. Mejor dicho, si el round point es inglés, es natural que la palabra en inglés se riegue. La segunda idea es que en español tenemos palabras para nombrar ese objeto (glorieta y rotonda son, tal vez, las más usadas. En Ecuador dicen redondel, en Perú dicen óvalo).Así que, elijan cuál les suena mejor. Yo prefiero glorieta.Vea también sobre las palabrasSubbase y reeditar¿Es correcto duplicar letras en español? O mejor: ¿es correcto escribir dos vocales o dos consonantes seguidas? Ustedes saben que “sub” y “re” son prefijos, es decir, elementos que se escriben antes de una palabra para modificar su significado (hay que decir que, en general, se escriben pegados, soldados, a la palabra, y que excepcionalmente se usa el guion o se escriben separados). “Sub” significa “debajo de” e “inferior”, por eso subsuelo es “debajo del suelo” y subbase es “debajo de la base”. Sí se puede duplicar la letra b, aunque se vea raro. Entre otras razones porque si escribo “subase”, ¿entenderían? Yo no entendería, lo confieso, y pensaría que me están diciendo “súbase al carro”.Hay casos en los que sí es correcto escribir solo una: “subranquial[U1] ” en vez de “subbranquial”, por ejemplo. Esta sí la entienden con una sola be, ¿verdad? En el caso de las vocales es más frecuente omitir una, aunque también es correcto duplicar. Puedo decir “reeditar” o “reditar” cuando quiero significar “editar otra vez”. Pero es mejor decir reemitir (volver a emitir). ¿Se imaginan por qué? Simple: porque existe el verbo remitir (enviar a otro lugar, como en las remisiones médicas). Es mejor evitar confusiones.Vea también sobre las palabrasRocambolesco. Algo rocambolesco es exagerado, difícil de creer (aunque real), extraordinario. Un[U2] a persona es rocambolesca, por ejemplo, cuando actúa o se viste estrafalariamente, extravagantemente.
'¡Levántense, mujeres de hoy! ¡Levántense todas las que tienen corazones, sin importar que su bautismo haya sido de agua o lágrimas! Digan con firmeza: ‘No permitiremos que los asuntos sean decididos por agencias irrelevantes. Nuestros maridos no regresarán a nosotras en busca de caricias y aplausos, apestando a matanzas. No se llevarán a nuestros hijos para que desaprendan todo lo que hemos podido enseñarles acerca de la caridad, la compasión y la paciencia’”, decía en 1870 la estadounidense Julia Ward Howe, en su poema Proclama del Día de las Madres.Estas letras, que pedían a los hombres que no llevaran a sus hijos a la guerra, fue uno de los principales antecedentes para que, en 1914, el presidente Woodrow Wilson declarara el segundo domingo de mayo el Día de la Madre en Estados Unidos.Aunque la historia de la celebración de la maternidad se remota a tiempos anteriores, hay estatuillas voluptuosas y otros indicios de veneración a la figura materna en el paleolítico, tales como la Venus de Willendorf , con más de 22.000 años de antigüedad. Existen registros del antiguo Egipto sobrecelebraciones para homenajear a Isis, la diosa madre.En la antigua Grecia, le rendían honores a Rea, madre de dioses, entre ellos Zeus, Poseidón y Hades, según indica la Enciclopedia Británica (1959). En esta festividad, los griegos rendían culto a la diosa madre con grandes ceremonias y fiestas. Hay que aclarar que no era una festividad en honor a las madres, sino a la diosa específicamente.La tradición griega se trasmitió a los romanos y, tras la cristianización del imperio, la Iglesia Católica estableció el 8 de diciembre como el día de La Inmaculada Concepción, también dedicado a las madres.En Inglaterra fue adoptado el cuarto domingo de Cuaresma como el día en honor a la Virgen María, el cual llamaron el Domingo de Madres. Existen registros de que en el siglo XVII era una costumbre extendida en la sociedad inglesa en la que los hijos daban regalos a las madres y los patrones días libres a sus empleadas, tradición auspiciada por Isabel I de Inglaterra.LEA: La ocasión define la etiquetaEn la historia, diferentes culturas, también las indígenas en la América Precolombina, han celebrado esta ocasión. Pero no fue hasta el siglo XX donde este día se oficializó en la mayoría de los países del globo.Reivindicación de pazEl poema de Howe continúa: “Nosotras, mujeres de un país, tendremos demasiada compasión hacia aquellas de otro país, como para permitir que nuestros hijos sean entrenados para herir a los suyos. Desde el seno de una tierra devastada, una voz se alza con la nuestra y dice '¡Desarma! ¡Desarma!' La espada del asesinato no es la balanza de la justicia. La sangre no limpia el deshonor, ni la violencia es señal de posesión”.Paradójicamente, el segundo domingo de mayo es el día con mayor número de muertes en Colombia y en el mundo, aseveró Sara Yaneth Fernández, docente investigadora de la Universidad de Antioquia, experta en asuntos de género. Este día de 2016 en Medellín hubo 284 riñas y dos muertos, en 2015 la cifra fue de 348 riñas, seis muertos.Esta fecha es celebrada porque “la madre cumple la labor de unir a la familia, pero esa labor puede ser un factor de riesgo”, comentó al respecto Fernández.“En nombre de la maternidad y la humanidad, les pido solemnemente que sea designado un congreso general de mujeres, sin importar nacionalidad, y que se lleve a cabo en algún lugar que resulte conveniente, a la brevedad posible, para promover la alianza de diferentes nacionalidades, el arreglo amistoso de cuestiones internacionales”, concluye el poema.Aunque la idea de crear un día en honor a la maternidad fue originalmente con el fin de establecer a la madre como una figura de cohesión y amor en contraposición a los horrores de la guerra, Fernández señaló que ha servido en su lugar para perpetuar estereotipos “que dicen que una mujer para ser completa debe ser madre. Esta sociedad asume que la mujer tiene una función biológica de tener hijos, el ‘llamado de la maternidad’”.Ella agregó que pese a la reducción de la fecundidad que ha registrado la humanidad en las últimas décadas, la sociedad no contempla el no tener hijos como válido para una madre.LEA: Zapatos: siéntase cómoda sin perder el estilo“Los discursos de la mercadotecnia hacen el discurso de lo no materno algo pueril”, apuntó la experta en género y señaló que al mercado le conviene que la mujer “siga haciendo lo que viene haciendo, porque es el vínculo, la unidad: el amor de madre no es tal cosa”.Fernández concluyó que el ser humano “puede escoger tener o no tener hijos, cuándo, en qué momento y con quién. Toda esta lucha se va a pique con el mes de mayo. Un día en que ella es la reina pero mañana vuelve a la concina”.
Del sentido: ¿En qué medida lo relaciona o no con lo que hace y que dimensión le da, dónde se indica la necesidad de él o su sinsentido?Al comienzo el sentido es una intención, un tema o una idea, que se desarrolla. Y transforma con el proceso pictórico. En la búsqueda de un estado abarcativo de la obra. El sentido, la mayoría de las veces, se convierte en polisemia que es acotada y complementada por la participación del espectador.Lea también: Hernando Caicedo Rivera: Mis relatos tienen como base la realidadDe la oscuridad: ¿En qué forma concentrada o no, se da y se revela en lo que hace, cómo la posee y se posee de ella y para qué?Por un lado, está la oscuridad como tema, paisajes decimonónicos, donde la luz es líquida y se escurre entre las sombras para denunciar los paisajes y rostros que habitan la noche.Otra es la “oscuridad del lienzo en blanco” que pide a gritos la acción pictórica que devele las formas que se esconden en su mutismo.De la forma: ¿Qué interviene o que no interviene la observación de lo que realiza, del desarrollo de una estética en usted?Aprendí de la de la pintura clásica que “pintar es saber ver… Es necesario conocer las formas de la naturaleza y sus códigos de representación”;, sin embargo, la pintura también estudia otras estructuras visuales que no narran al mundo real; maneras y modos que permiten la representación del reino imaginal y del mundo subjetivo, azares permitidos y depuraciones técnicas que urden mi estética personal.De la invención: ¿Qué media con su mundo de la pintura, cómo se resuelve o no, dónde es básica la misma, como la reclama para sí?Es la invención la herramienta, el ingrediente activo que me salva de la monotonía de los procesos artesanales.De la naturaleza: ¿Cómo se instala en su mundo y por qué, la llama o usted es llamada por ella como misterio o realidad?Creo que en la naturaleza en la naturaleza se encuentran los secretos de la creatividad; en mi trabajo busco narrar la presencia de nuevas naturalezas, además, de la misteriosa naturaleza humana.De la intención: ¿En lo que hace como se propone la tentativa de la intención o sea para qué hace arte o lo hizo y ahora no y por qué? En mi búsqueda pictórica procuro hacer caso de “el profundo deseo que me impulsa”, es decir, escucho con atención el mandato de mi naturaleza.De la muerte: ¿Desde dónde concibe o no lo que se llamó: la muerte de la pintura, qué nos dice sobre ello, usted es contrario a ello o no y por qué?El arte es consustancial al ser humano; creo que la muerte del arte es la muerte del mundo humano.De la sexualidad: ¿Tiende a evidenciarla u ocultarla, es mascara o no, dice o no de su desnudez estética, se disemina en su obra o no y por qué? Se habla de la sensualidad de la pintura, de cómo su materia es cuerpo pictórico y episodio de la carne. Creo que realizo una pintura masculina puesto que es mi esencia la que se manifiesta a través de esa materia.Del expresionismo: ¿Tensiona su tarea más hacia una inclinación por un estilo expresionista o no, o hace crítica o no desde él, de la realidad?El expresionismo ha ejercido en mí una gran influencia. La expresión pictórica se manifiesta en mi proceso en la relación entre el gesto, la mancha, el dripping, la línea, el punto y el plano; todo esto agitado por una actitud muchas veces agresiva frente al soporte y la materia.Del color: ¿Tieneen usted qué carácter, que obsesión, que propósito se dao no. Provocasu relación simbólica o natural? Nunca me he considerado colorista, en el sentido decorativo, mas allá de la belleza el color tiene para mí una función expresiva y muchas veces simbólica, un transmisor de estados emocionales.Del sueño: ¿En su inquietud estética y su historia como artista, cómo interviene, cómo se da y hacia donde lo lleva?Anhelo y sueño con encontrar mi propia voz, clara y contundente en el arte; así mismo sueño con lograr una obra que tenga un carácter universal.De la destrucción de las formas: ¿De esas intervenciones allí, que incrusto o incrusta de su pintura, de sus formas y sus estructuras indelebles, por qué sí o no? Con la intervención sobre diferentes soportes busco la implosión de la imagen. Para el tratamiento de las formas más que destrucción utilizo la deconstrucción y reconstrucción como estrategias de formalización.De la mirada excavante: ¿Cómo hace usted para vaciarla y vaciarse en sí misma ante la misma y qué poder le da en lo que hace?Para mi proceso indago en el mundo exterior y sus manifestaciones mediáticas, pero indago en mi mundo exterior que es cantera inagotable de sensaciones, allí nunca hay vacío por que hasta la soledad es abundancia.Del oído: ¿Cómo escucha usted su obra, tiene música o músicas, en el tema y en la composición, y por qué sí o no?La pintura tiene timbres, ritmos y sonoridades… Pero tal vez deba decir: Tom Waits, Beethoven, Floyd, Miles Davis, Mahler, Bach, Cohen, Chet Baker y García… ¡Entre otros!Le puede interesar: Ramiro Tejada en tres escenas con o son teatrohttps://www.elmundo.com/noticia/Ramiro-Tejadaen-tres-escenas-con-o-sin-teatro/376557En relación (o desde la relación) con la muestra que has llamando “Microrrelatos”: ¿Podría decirnos de qué se trata, por qué los llamó así, en qué consisten y qué sentido tienen?Es la reunión de piezas inéditas y de distintas épocas que narran recorridos, viajes y travesías por paisaje donde exploro la nocion de identidad y patria, así como ficciones que se alimentan de aconteceres mediáticos y cotidianos.